El asunto de la memoria en los seres humanos sea ha prestado a gran variedad de interpretaciones. Muchas veces, un error común es confundir la memoria con otras cosas: con inteligencia o con conocimiento.
Nos interesa indagar en el tema de la memoria desde el enfoque de la psicología. Hay que considerar que la memoria tiene un aspecto subjetivo: cada quien recuerda las cosas de manera diferente. Asimismo, tener en cuenta que los seres aplican filtros: no lo recuerdan todo, solo aquello que les causa una impresión duradera en la mente.
Definición y funciones
Junto a la percepción y el aprendizaje, la memoria es uno de los procesos cognitivos más importantes y son la razón de ser de la Psicología Cognitiva.
La Psicología Cognitiva se ocupa de comprender la naturaleza y el funcionamiento de la mente humana. Desde su perspectiva, la memoria tiene las siguientes características:
- Es un proceso mental. Implica una serie de pasos hasta lograr que algo se convierta en recuerdo. Desde la impresión del hecho, la manera de registrarlo y luego como evocarlo. Todos estos pasos configuran el proceso de la memoria.
- Es una capacidad mental, que sirve para acumular información codificada, que puede ser recobrada de manera voluntaria o no. ¿Por qué se le considera una capacidad? Sucede que no todos los individuos tienen el mismo grado de memoria. Ciertas personas tienen poca retentiva mental. En cambio, otros tienen esta capacidad muy desarrollada.
Sin duda la memoria es para cualquier individuo una capacidad fundamental, ya que sin ella la vida sería un despropósito. El comportamiento habitual de las personas se sostiene sobre los recuerdos. De hecho, la memoria es un factor prioritario en la salud mental.
El talante multidimensional de la memoria
La memoria es multidimensional. Es un complejo sistema de varios niveles de funcionamiento, cuasi imperceptibles, para una persona sana, que le permite acometer acciones, comunicarse y tener conciencia de sí mismo.
Sin memoria no habría subjetividad (sentido del yo), el ser humano es la suma de sus recuerdos. Tampoco habría sentido de pertenencia a una época (memoria colectiva), conciencia afectiva, social o familiar.
Asimismo, sin memoria cada acto de una persona empezaría siempre desde cero. Avanzamos por que recordamos lo anterior. En buena medida, el aprendizaje por ensayo y error obedece a la memoria. Esta es la que permite aprender gracias a recordar los errores.
Cuando la memoria falla, aunque sea de manera circunstancial y momentánea, deja ver su capital relevancia hasta para las actividades más insignificantes. La memoria no es perfecta, puede fallar, sufrir distorsiones y mezclarse con ilusiones.
No obstante, hay que considerar que la memoria también borra aquellos eventos perjudiciales. Procura olvidar aquello que perjudica la salud mental. Muchas veces, no sucede un olvido total; pero se procura no mantener vivo un recuerdo. Justamente de eso trata el proceso conocido como duelo.
El olvido es un mecanismo mental que permite también la adaptación y superación de episodios traumáticos, no es la ausencia del recuerdo, sino el mejor compañero de la memoria, un sistema que provee higiene mental y conserva el cerebro ágil y ocupado.
El funcionamiento de la memoria
Aunque el funcionamiento de la memoria está sujeto a variaciones constantes, debidas a factores diversos, lo cierto es que trabaja lo suficientemente bien en situaciones normales y en individuos sanos.
La función de la memoria es codificar, registrar y recuperar grandes volúmenes de datos que son básicos para la adaptación de la persona al contexto o medio.
Sin embargo, debemos decir que la memoria no es análoga a un almacén o biblioteca, es una facultad que conserva y elabora, es una memoria creativa. Esta es una de las cualidades que, muchas veces, las personas no entienden. Creen que la memoria es la simple cualidad de almacenar datos. ¡Esto no es cierto!
Para una correcta memorización, se establecen nexos entre el material almacenado en memoria. Igualmente, se logran inferencias y deducciones que logran ubicar, relacionar y codificar los recuerdos e información.
Lo anterior es que llaman el “poder adaptativo de la memoria”. Si la memoria fuese unidimensional, si solo guarda información como en un depósito de recuerdos, entonces no lograrías adecuarse a nuevas situaciones.
Ocurre que no recibimos siempre los mismos tipos de información. Recibimos datos del mundo por medio de los sentidos, de la mente, del lenguaje. Igualmente, los seres humanos no son inertes reservorios de memoria.
Los humanos también crean datos, conocimientos. De lo que captan del mundo externo, hacen sus propias conclusiones. Lo que deducen se convierte en información nueva que también guardan en la memoria. Esto es algo distinto a las computadoras, las cuales no hacen este proceso creativo tan típico de los humanos.
Este poder adaptativo de la memoria facilita a su vez la adaptación de los seres humanos a las necesidades de la vida cotidiana.
Condiciones espaciales de la memorización humana
Obviamente, la memoria humana es el producto de largos periodos de evolución y adaptación al medio ambiente. Si como especie el homo sapiens ha superado todos los obstáculos ha sido por su capacidad para experimentar, memorizar, recordar y actuar en consecuencia. La memoria le ha facilitado a la especie humana su sobrevivencia.
En suma, la memoria es la capacidad de obtener, acumular y recuperar la información. El individuo es tal debido a lo que aprende y recuerda. Sin memoria no existiría la capacidad de percibir, aprender o pensar, no se podrían expresar las ideas y tampoco se tendría una identidad personal, porque sin recuerdos la identidad personal y la vida misma quedarían anuladas.
La función esencial de la memoria es proveer a los individuos los conocimientos indispensables para entender el entorno en que viven.
La memoria conserva y reconstruye los recuerdos de acuerdo con el presente y renueva las ideas, propósitos y destrezas en una realidad variable. Aquí debemos insistir en algo: la memoria humana reconstruye los recuerdos, nunca los deja intactos. Esto parece una desventaja, pero en realidad es uno de sus grandes dotes.
La memoria desde la perspectiva neuropsicológica y de la Psicología Cognitiva
Los estudios neuropsicológicos han demostrado que la memoria no es una entidad unitaria, sino que está integrada por varios sistemas interconectados y con diferentes objetivos.
No hay una región específica en el cerebro donde se guarden los recuerdos. La memoria está formalmente estructurada, es la suma de diversos sistemas encargados de obtener, retener y recuperar la información que es percibida del exterior.
Cada memoria posee su propio circuito físico, por ello cuando ocurren lesiones cerebrales distintas desaparecen también recuerdos distintos. Esto demuestra, una vez más, la complejidad de la memoria humana. No todos los recuerdos son idénticos: por eso se trabajan en zonas diferentes del cerebro.
Los sistemas de memoria así descritos tienen sus propias funciones y formas de funcionamiento, trabajan de manera sinérgica y paralela; por ello concurre la idea de que aprender y recordar dependen del funcionamiento de solo un sistema mental.
Las zonas del cerebro relacionadas con la memoria
Se conoce actualmente que no solo la corteza cerebral está implicada en la memoria, sino también otras regiones del cerebro, como el sistema límbico.
Además, el cerebro está comprendido por dos grandes hemisferios, el derecho y el izquierdo; el primero procesa la información visual y el segundo la verbal. A esto se añade que la capacidad para recordar imágenes es superior a la de recordar palabras.
La neuropsicología deja claro que la memoria posee varios niveles donde se procesa la información. Asimismo, conviene que la memoria a largo plazo (MLP) opera en diversas regiones del cerebro, y las memorias implícita y explícita dependen de distintos circuitos neuronales.
En tal caso, debemos decir que la memoria es un sistema. Por eso, le ha resultado tan efectiva en el tiempo a los seres humanos. Su complejidad redunda en interesantes capacidades.
La existencia de la memoria implícita y explícita
La memoria implícita ha resultado muy interesante en muchos ámbitos de estudio. Sucede que no es una memoria consciente. Cuando queremos recordar algo, estamos claros en lo que buscamos en los laberintos del recuerdo.
Pero hay otra memoria, que nos permite hacer actos repetitivos sin gastar energía en el proceso consciente. Esta es la memoria implícita, la cual está conformada por:
- Los hábitos, la sensibilización y el condicionamiento tradicional.
- Las destrezas perceptivas y motoras, como andar en bicicleta.
Curiosamente, la memoria implícita es la que más usamos. A diario, como por ejemplo al desplazarnos en bicicleta o manejar un auto. Cuando hacemos esto, no estamos pendientes de hacerlo paso a paso: tomar el manubrio y pedalera, o ir pendiente de las velocidades y el volante.
Por su parte, lo que más se ha estudiado es la memoria explícita; la cual está integrada por los recuerdos conscientes sobre individuos, sitios, cosas y sucesos. En líneas posteriores se ampliarán estas definiciones.
Otro parámetro: las ideas de la psicología cognitiva
En los inicios de la Psicología Cognitiva, acaecida hacia finales de los años ’50, se formuló el primer modelo estructural del procesamiento de la información en el sistema cognitivo humano. Posteriormente, en 1968, los psicólogos Atkinson y Schiffrin, desarrollaron el modelo estructural o modelo modal, que reconoce diversas capas o estructuras de memoria.
En tal sentido, la memoria no es un constructo uniforme, sino la suma de varias estructuras de memoria que a continuación de definen.
a) Memoria sensorial (MS):
Esta primera facultad está compuesta por los registros sensoriales. Es un espacio de gran capacidad de almacenamiento y duración muy circunscrita, de menos de un segundo.
Aquí se guardan por breve tiempo los datos sensoriales, por lo que es una clase de memoria adyacente a la percepción. De aquí, pasan a la memoria a corto plazo (MCP).
Los estudios sobre los registros sensoriales han reconocido las memorias visuales (icónica), auditivas (ecoica), gustativas, olfativas y hápticas (vinculada al procesamiento de sensaciones táctiles).
La memoria icónica o visual recoge con inmediatez mucha información. En caso de que los datos sensoriales no pasen a la MCP decaen prontamente. Importante indicar que esta memoria parece ser la encargada de relacionar a las personas son su entorno.
b) Memoria a corto plazo (MCP)
Junto con la memoria a largo plazo (MLP) configura una pareja de espacios de memorias está constituida por cosas efímeras y otras que son duraderas. La memoria tradicional ha sido entendida como la memoria a largo plazo. Es en épocas recientes que se ha hecho hincapié en otro tipo de memorias.
La memoria a corto plazo (MCP) es la encargada de guardar la información que el sujeto requiere en el tiempo presente.
Su función es la de organizar y analizar los datos; por ejemplo, recordar nombres, números telefónicos, responder las preguntas de un examen, reconocer los rostros de las personas, etc. Además, interpreta las experiencias.
Los datos se codifican particularmente de manera visual o acústica o, en menor proporción, por signos semánticos. Es una memoria operativa que conforma todos los conocimientos y recuerdos que interesan en la situación presente y ante las situaciones del futuro.
Su capacidad de acopio de información es limitada. Los recuerdos de esta memoria se pueden modificar por nuevas experiencias. Si la comparamos con la tecnología de un computador, diremos que este tipo de memoria es similar a la “memoria RAM”.
La duración temporal de los datos en la MCP es breve. Solo cuando los datos se interpretan y reúnen sistemáticamente puede durar más de unos 20 segundos, que es el tiempo regular límite de la MCP.
Por lo antes dicho, la gente suele anotar los datos que capta con esta memoria. Incluso, es posible pasar a la memoria a largo plazo cierta información… pero esto implica un esfuerzo adicional.
b) Memoria a largo plazo (MLP)
Sucede que la memoria a largo plazo (MLP) tiene como propósito conservar los conocimientos del entorno para ponerlos en práctica posteriormente.
Es la base de los conocimientos permanentes. Esta memoria abarca los conocimientos del entorno físico, los datos de la realidad socio-cultural, los recuerdos autobiográficos, el dominio del lenguaje y los significados de las nociones aprendidas.
La MLP integra la data de forma bien estructurada, proveyendo su acceso cuando es pertinente.
Este es un dato muy importante: los datos de la memoria a largo plazo han de estar bien estructurados. Esa es una de las razones por la cual estos datos se pueden almacenar por largos periodos de tiempo.
Los datos almacenados en forma verbal son de carácter semántico y visual, cuando se habla de figuras o gráficos. A través del código semántico se establecen vinculaciones significativas entre los diferentes conceptos aprendidos a lo largo de la vida.
En la práctica la MLP tiene una capacidad ilimitada, aunque no existe garantía de su recuperación cuando así se demande. Es importante, en cualquier caso, su organización para recuperarla.
No obstante, ocurre que la MLP posee una existencia un tanto individual, en tanto recuerda y olvida datos de manera involuntaria. Es decir, hay que trabajarla de manera reiterada. Los datos se pueden difuminar si no son consultados con cierta regularidad.
La memoria a largo plazo es una estructura estable. El conocimiento se conserva durante minutos, días, meses, años o durante toda la vida de la persona.
Como es evidente, los sistemas antes descritos no son fijos, son fases continuas del procesamiento de los datos, los cuales son captados por la MS, pasan a la MCP y después llegan a la MLP, desde donde se pueden recobrar y utilizar.
Las memorias a largo plazo (MLP)
Queremos indagar un poco sobre la MLP. Ya hemos dicho que es la más estudiada, ya que la idea de “memoria” se ajustaba justo con la MLP. Es decir, hasta no hace mucho se consideraba que la memoria era la capacidad de tener recuerdos.
En dado caso, la MLP no es uniformes. Sucede que es heterogénea. Esto viene a demostrar la complejidad del sistema de memorización de los seres humanos. Lo cierto es que la memoria a largo plazo tiene las variantes que indicamos a continuación:
●Memoria declarativa y procedimental:
De acuerdo al neuropsicólogo Larry Squire, es posible destacar dos grandes grupos de MLP, la memoria declarativa y la memoria procedimental.
- La memoria declarativa: es la encargada de guardar los datos y conocimientos de hechos y acontecimientos. Gracias a esta memoria el sujeto puede recordar todos los conocimientos y facilita la expresión de los pensamientos.
Es decir, es funcional para recordar las dimensiones del país donde vive, el número de habitantes o una cara familiar, entre muchos otros datos. Se puede decir que es un tipo de memoria bastante práctica.
- La memoria procedimental: viene a constituir las habilidades que una persona tiene junto al conocimiento sobre cómo hacer las tareas propias, como preparar un plato de comida, jugar algo, andar en bicicleta, etc.
El conocimiento almacenado en esta memoria se obtiene por repetición, condicionamiento y, luego de adquirido, es inconsciente.
Parece que se trata de una memoria de datos y otra de experiencia. Es decir, son modos de memoria que captan y almacenan cosas diferentes.
●Memoria episódica y semántica: l
La diversidad de la memoria a largo plazo es reconocida por el psicólogo Endel Tulving a través de estos dos tipos.
- La memoria episódica: comporta los datos personales que permiten al individuo recordar las fechas, sucesos o hechos vividos en un tiempo y lugar determinados.
Esta memoria permite hacer uso de los recuerdos que alguna vez resultaron impactantes. La primera relación de pareja, el nombre de la primera maestra de escuela que le enseñó a leer, el accidente de tránsito del que se salvó, etc., son datos de la memoria episódica.
Los recuerdos episódicos provienen de la percepción sensorial y la información que la constituye es temporal. Hay que decir que son importante, configuran buena parte de una memoria sentimental.
- La memoria semántica: con este nombre se hace referencia a guarda el saber del mundo y del lenguaje, más allá de las circunstancias de su aprendizaje.
Es la memoria cultural que incluye los conceptos, las normas, los esquemas, las proposiciones y las ideas. Cualquier individuo puede recuperar este conocimiento sin necesidad de hacer referencia a la fecha o lugar en que lo adquirió.
Es una memoria duradera porque el lenguaje o las destrezas numéricas son conocimientos que se usan durante toda la vida. Es la memoria académica, que para almacenar datos necesita comprenderlos. En esto, se diferencia de la memoria visual, por ejemplo
Los fundamentos de estas memorias pueden ser comprobados porque en los pacientes amnésicos se deteriora el recuerdo de episodios autobiográficos; no recuerdan las acciones del día anterior y no retienen nuevos datos en la memoria episódica.
En cambio, los mismos conservan el lenguaje incólume, la actividad de la inteligencia es normal y su memoria semántica no se altera de ningún modo. Es una memoria capaz de conservarse, que puede mejorarse, llegando a ser incluso una suerte de habilidad adquirida.
●Memoria explícita e implícita
Es importante entender que la memoria no es sinónimo de conciencia, ya que se sabe que el sujeto aprende cosas sin estar consciente de cómo lo hace. Partiendo de cómo se guarde, la memoria se clasifica en explícita e implícita. Hacemos las distinciones y explicaciones respectivas a continuación:
- La menoría explícita: es aquella que almacena los aprendizajes sobre lugares, sucesos y personas que se pueden describir verbalmente y presumen un discernimiento consciente o intencional.
- La memoria implícita: es la que facilita el aprendizaje de manera automática y sin gran esfuerzo, por ello es incidental.
En ella se incluyen los aprendizajes de naturaleza gramatical, que no necesariamente se pueden verbalizar.
Por ejemplo, las personas saben cómo se escribe en español, pero son incapaces de explicar las reglas gramaticales. Otros aprendizajes incluyen el montar en patineta, esquiar o conducir un automóvil, etc.
Estas son algunas de las clasificaciones de la memoria más aceptadas. Curiosamente, no se tiende a descartar ninguna de estas categorías. En realidad, se considera que cada de ellas sucede en un nivel de procesamiento distinto.
Los niveles de procesamiento de la memoria
Como se afirmó anteriormente, entre las memorias o estructuras existe una continuidad en el procesamiento de los datos. La información es captada por la MS, pasa a la MCP y después llega a la MLP, desde donde se pueden recuperar y utilizar.
Ahora bien, los psicólogos Kenneth Craik y Robert S. Lochart (1972) no compartan la tesis de las múltiples memorias unitarias y arguyen una teoría paralela al modelo de estas estructuras bien diferenciadas, defendido por los también psicólogos Atkinson y Schiffrin.
Estos especialistas creen que la memoria es una sola y no es un simple almacén pasivo. Además, para ellos la manera en que se procesa la información determina el recuerdo ulterior.
En otras palabras, la calidad de lo recordado es directamente proporcional a cómo se haya procesado la data en el instante de la codificación. Para explicar esto, se dice que existe una variedad de niveles de procesamiento de la memoria.
Una explicación detallada sobre los tipos de niveles de procesamiento
¿En qué consisten los niveles antes mencionados? Los niveles de procesamiento de los estímulos dependen de la tarea requerida o la clase de aprendizaje ejecutado. Los datos se procesarían en tres niveles: superficial, intermedio y profundo.
- El nivel superficial de procesamiento de los datos corresponde a los estímulos sensoriales (la forma, el color, el sabor, etc.). Su durabilidad en la mente es muy frágil.
- El nivel intermedio de procesamiento de los datos abarca el reconocimiento de algún rasgo.
- El nivel profundo de procesamientos de los datos implica un recuerdo estable, porque demanda un mayor esfuerzo mental.
Los recuerdos de los sucesos obedecen a cómo fueron codificados por la mente. Los niveles antes descritos dejan una marca en la memoria y determina su recuerdo ulterior.
Por ejemplo, sucede que los aprendizajes que se obtienen fácilmente se olvidan con más prontitud que los aprendizajes complejos. Esto es lo que explica porque algunas cosas se olvidan más rápido que otras. También, el motivo del porque algunos recuerdos parecen eternos en la mente de las personas.
Recuperación y olvido
Es interesante saber que los recuerdos nunca son una copia fiel de lo que ocurrió o se aprendió. Un individuo no recuerda lo que era o supo, sino lo que es y sabe ahora.
En general, se recuerda con más solvencia la información cuando resulta importante y está bien estructurada; sin embargo, existen otros elementos que intervienen en el recuerdo. ¿Cuáles son? Pues, indicamos algunos a continuación:
- La memoria está supeditada al contexto, esto es algo indudable. La simple ubicación física nos hace ver las cosas en ángulos diferentes. A su vez, influyen patrones culturales y de otra índole.
- El temperamento y el recuerdo intervienen notablemente. Las personas tienden a recordar cosas de cuerda su carácter. Asimismo, la educación y vivencias de una persona influyen en su manera de recordar.
- La mente completa las “lagunas” de la memoria. Ya hemos dicho que la memoria de los seres humanos es creativa. Por ende, aquellos vacíos de la memoria suelen ser completados un por actividad mental.
Vemos entonces que la memoria siempre tiene algo de subjetivo. Los recuerdos no son los mismos para dos personas que compartieron un mismo acontecimiento.
Hay que tener en cuenta que el olvido constituye la imposibilidad de acceder a los datos de la memoria, más que la pérdida de ellos. Es decir, los datos están ahí. No obstante, por algún motivo el proceso de memoria los ha bloqueado.
Lo anterior se constata cuando las personas recuerdan cosas en medio de una sesión de hipnosis. De esta manera, se eliminan las trabas mentales que impiden acceder a determinados acuerdos.
Se ha determinado que la recuperación de los recuerdos se hace más fácil en el mismo contexto donde ocurrió la absorción de los datos o se produjo el aprendizaje. La razón es que la mente humana funciona mucho por asociación. Al estar de nuevo en el sitio donde ocurrieron los hechos, las asociaciones se hacen más fáciles y la memoria se expresa con más facilidad.
Otros factores que influyen en la memoria
El estado de ánimo influye notablemente en la recuperación de los recuerdos. La información que mejor se recuerda es la interesante, la nueva y la emocionalmente atractiva. Cuando tiene lugar ese mismo estado de ánimo los recuerdos tienden a recuperarse más fácilmente.
La memoria es imperfecta, las lagunas que tienden a suscitarse son rellenadas con datos falsos. Cosa que es muy seria cuando se trata de testimonios sobre delitos. La información aportada por un testigo no es confiable 100%, sino es un elemento más.
Además, el olvido es un mecanismo de la propia mente humana para conservar su higiene. Para los psicoanalistas es un sistema de defensa: el cerebro se protege de los acontecimientos dolorosos, distanciándolos a un rincón olvidado de la conciencia. El pasado queda de una u otra forma anulado.
El recuerdo total haría imposible la existencia humana, por ello la memoria es tan relevante como el olvido. Obviamente, el olvido en los términos acá descritos no constituye una patología, sino parte de la constitución de una mente sana.
Causas de la pérdida de los recuerdos
Ahora bien, las causas generales que propician la pérdida o interferencia de los recuerdos son las siguientes:
- La lesión o degeneración de partes del cerebro
- La represión
- La interferencia
- El fallo de procesamiento
- El contexto inadecuado.
Como epílogo de este artículo se abordará el deterioro de la memoria en la enfermedad de Alzheimer; no obstante, acá ya se incluye como parte de las causas de la pérdida de los recuerdos.
En este sentido, el olvido es típico en las personas que sufren una lesión del cerebro o alteraciones neurológicas involucradas con la memoria. Las amnesias (entre las que se cuenta la enfermedad de Alzheimer), hipermnesia, paramnesia, o el Síndrome de Korsakoff de los alcohólicos, se cuentan entre esas patologías.
La represión es un mecanismo inconsciente de la mente humana para olvidar o superar los recuerdos perturbadores.
La interferencia de los recuerdos se produce por la competencia entre los aprendizajes pasados y presentes de una persona. Existe una interferencia proactiva cuando el conocimiento adquirido dificulta un aprendizaje ulterior. Por ejemplo, la readaptación y actualización de nuevos conocimientos informáticos para poder seguir trabajando en el área. Cuando los conocimientos adquiridos en informática son obsoletos ante los nuevos se puede generar resistencia al aprendizaje.
Por otra parte, se presenta la interferencia retroactiva cuando la confusión se produce en el aprendizaje de nuevos conocimientos sobre otros anteriores. Es típico que la memorización de un nuevo idioma produzca interferencia en el recuerdo de los ya aprendidos.
La falta de procesamiento de los datos genera su olvido. Es fundamental que la información se procese y se utilice por vez primera para que la misma no se desvanezca con el paso del tiempo.
El contexto inadecuado altera la recuperación de recuerdos, en la misma medida en que cambia. Ocurre que situaciones similares o iguales a las experimentadas cuando se aprendieron ciertas cosas, traen al presente esos recuerdos aparentemente olvidados.
Epílogo. El deterioro de la memoria: la enfermedad de Alzheimer
La enfermedad de Alzheimer se ubica entre las amnesias, caracterizada por la pérdida total o parcial de la memoria. La amnesia anterógrada o de fijación es la imposibilidad para obtener nuevos datos y recordar los episodios luego de una lesión cerebral o un desorden degenerativo, como la enfermedad de Alzheimer.
En tal sentido, esta enfermedad es degenerativa y va haciéndose cada vez más grave, a medida que avanza. Desde el punto de vista fisiológico se trata de una demencia progresiva vinculada con el desarrollo de placas y nudos neurofibrilares que se expanden de modo difuso por diversas partes de la corteza cerebral y el hipocampo.
Aunque la enfermedad no es homogénea para todos los que la padecen, afecta el sistema de nuevas memorias explícitas.
Acá se suman los diversos componentes de la vida cotidiana en forma de registros acumulados de experiencia, vale decir, lo que el paciente ve, oye piensa y siente. Este sistema es fundamental para la fijación de la memoria episódica y además apoya la constitución de nuevas memorias semánticas.
El síntoma más recurrente es la pérdida severa de la memoria. La amnesia parece ser la única señal importante que manifiesta el paciente hasta que alcanza un deterioro integral de su funcionamiento intelectual.
El paciente de Alzheimer es similar al paciente amnésico, debido a que evidencia deficiencias en la memoria explícita. Estas alteraciones son más evidentes en la memoria a largo plazo.
Respecto a la memoria de trabajo, la evidencia indica que el retorno de esta memoria en los enfermos de Alzheimer y de los amnésicos es suficientemente normal. Pero, ambos pacientes se distinguen porque los primeros manifiestan trastornos de la memoria de trabajo. Los pacientes de Alzheimer manifiestan una reducción del rango de memoria verbal y espacial.
La evidencia entonces parece indicar que los pacientes amnésicos poseen una memoria explícita muy precaria y una memoria implícita normal. En cambio, los pacientes de Alzheimer fallan en ambas memorias.
Además, se verifican deterioros, según el avance de la enfermedad, en la capacidad para establecer analogías semánticas. Los estudios en grupos de control muestran aún más la complejidad de la enfermedad y sus variopintas aristas: su avance es inexorable hacia la pérdida de todas las capacidades cognitivas.