De acuerdo a las estadísticas mundiales más actualizadas, uno de los problemas sociales y de salud con mayor tasa de incidencia es el estrés laboral. Considerada como la enfermedad que más afecta a jóvenes adultos en edades comprendidas entre los 23 hasta los 35 en promedio, sin embargo es un problema al que puede sucumbir cualquier persona. También se conoce con otros nombres como el de Síndrome de Adaptación General (SAG) y también el de estrés prolongado.
Comprender de qué se trata esta enfermedad implica tomar en cuenta múltiples factores externos. Las causas por las cuales se desarrolla esta condición en gran parte las encontramos en el estresante ritmo de vida actual, y en el aumento de las exigencias en el campo laboral. Esto significa que las personas ahora deben ajustarse a determinadas normas y/o requisitos, al no cumplirlos ponen en riesgo la posibilidad de poder integrarse; lo cual supone un riesgo para la estabilidad económica personal y familiar.
También un ambiente de laboral poco favorable para el individuo donde se pone en riesgo su integridad física y psicológica contribuye a su desarrollo. Como es sabido el estrés es una condición psicofisiológica, que al prolongarse por un largo período de tiempo comienza a tener efectos negativos en la salud a nivel general. A continuación profundizamos en relación con cuáles son las características y las causas del estrés laboral, asimismo brindaremos algunos consejos que permitirán proporcionar soluciones.
¿Qué es el estrés laboral?
El estrés laboral se define como uno de los tipos de estrés más comunes de la actualidad. Es una enfermedad que afecta a nivel psicofisiológico, lo cual significa que ese manifiesta por medio de síntomas tanto mentales como también físicos. Tiene su origen a partir de la influencia que ejerce el ámbito del trabajo en la persona, es decir que las experiencias que allí viven le afectan notablemente.
Esta enfermedad puede ser puntual por lo cual podría tener una duración breve, sin embargo cuando es catalogada como crónica; es a partir de varios meses o inclusive años. Igualmente algunos expertos consideran que se debe de analizar por medio de dos criterios diferentes, es decir que el estrés dentro del campo laboral podría ser un aspecto positivo o negativo.
En el caso de la perspectiva positiva, el estrés puede propiciar que las personas se mantengan más activas en cuanto a la búsqueda de soluciones. Esto significa que algunos individuos reaccionan ante el estrés de manera que tratarán de mantener una posición firme. En cambio, cuando la situación se hace insostenible superando las propias capacidades, es cuando finalmente el estrés laboral hace que el individuo sucumba ante la ansiedad.
Para comenzar a afrontar esta enfermedad como un problema que ya ha afectado negativamente la salud del paciente, se debe tener en cuenta varios factores. En un principio son los estímulos que han provocado las primeras reacciones, posteriormente se analiza las consecuencias tanto psicológicas como fisiológicas. En conjunto estas respuestas son las que han desencadenado el evento estresante.
¿Cuáles son sus síntomas?
La principal característica del estrés laboral es que se presenta a partir de la excesiva presión que tiene el lugar de trabajo en la salud personal. Por lo tanto, las personas que padecen esta condición sufren de un desequilibrio que afecta no solo a su salud; sino también su estabilidad social y económica por ejemplo. Cada sector laboral tiene sus propias exigencias, lo cual supone que quienes deseen integrarse a ellas deberán ser eficientes y ajustarse a las normas.
En cada paciente los síntomas pueden variar, lo cual significa que en un principio podría ser difícil hacer un diagnóstico acertado. Por ejemplo, podría iniciarse a partir de un ligero mal humor; que sin embargo se mantiene constante por un prolongado periodo de tiempo. Otras personas podrían desarrollar una depresión repentina, que se acompañará de la fatiga física y el agotamiento mental.
Para ser más precisos el estrés laboral se desarrolla eventualmente a partir de fases o etapas, estas mismas reflejan el aumento de la intensidad de los síntomas y el agravamiento de la condición. Cada fase no tiene una duración determinada, ello se debe a que cada persona desarrolla de manera independiente cierta resistencia al estrés. Además, la toma de decisiones tales como la renuncia al puesto de trabajo u otros cambios ocurridos dentro de este entorno podrían propiciar ciertos momentos breves de alivio. A continuación se describen cada una de ellas:
- La primera fase es de alarma. En ella encontramos síntomas propios del organismo ante eventos de este tipo como la liberación de cortisol y de adrenalina. Esto significa que el cuerpo está preparándose para enfrentarse a situaciones hostiles o peligrosas. Otros síntomas propios de esta etapa es el aumento del ritmo cardíaco ideal y de la respiración, asimismo la ansiedad aumenta considerablemente.
- La segunda fase es de resistencia. Aquí el cuerpo comienza a generar cambios que reflejan la necesidad por resistir, como reacción directa a un prolongado tiempo de estrés. Por ello hay un mayor consumo de los recursos del organismo que propician síntomas tales como el aumento de la actividad mental, falta de apetito, insomnio e irritabilidad.
- La tercera fase es la del agotamiento. También se conoce con el nombre de Burnout y se reconoce por la fatiga fisiológica. El organismo de manera instintiva tratará de seguir respondiendo a las amenazas externas del entorno, sin embargo deja de ser eficiente para realizar determinadas actividades. A importantes repercusiones en la salud como la debilidad emocional.
Lo más importante en estos casos es prestar atención a las manifestaciones clínicas de tipo psicosomático. Este es el caso del continuo dolor de cabeza, dolor muscular, gastritis y las alteraciones del sueño. Asimismo se puede observar manifestaciones conductuales como aquellas de índole de violenta, ausentismo laboral y el abuso de sustancias como el alcohol y fármacos.
En cuanto a las alteraciones emocionales encontramos el aburrimiento y el distanciamiento a nivel afectivo. También las personas se muestran más irritables e impacientes, ello refleja el sentimiento de impotencia y la dificultad para poder llevar a cabo ciertas acciones. Es habitual la falta de concentración y que se genere conflictos con otras personas, finalmente en los casos más graves el paciente sufrirá de depresión y ansiedad.
¿Cuáles son sus causas?
Existen distintas hipótesis que tratan de explicar cuáles son las causas más comunes para el estrés laboral. La mayoría de los estudios centrados en este tema han podido determinar qué usualmente se trata de estímulos directos, es decir conflictos como el acoso laboral y el rechazo social. La persona entonces ocupará el rol de víctima ante estas circunstancias, asimismo aquellos individuos que tienen una sobrecarga a en sus funciones también son más propensas.
Asimismo se debe tomar en cuenta otros aspectos tales como la ambigüedad de las funciones y responsabilidades. En casos más específicos encontramos ambiente es donde hay ausencia de incentivos, este es un aspecto esencial para garantizar la eficiencia y la motivación. Por ello es muy importante que la persona afectada aprenda a negarse a realizar trabajos donde las exigencias sobrepasan sus propias capacidades e intereses.
La excesiva cantidad de trabajo combinada con problemas para relacionarse efectivamente con otras personas también es otra causa común. Las condiciones laborales insatisfactorias generan en los pacientes un estado de incertidumbre y de negatividad. Si bien es cierto que estos factores podrían no afectar de la misma forma todas las personas, es importante garantizar que los trabajadores se encuentren integrados a un grupo de trabajo donde haya una buena comunicación y respeto mutuo.
Consejos y/o hábitos para reducir el estrés laboral
Para hacer frente a esta tipología de estrés es importante enfocarse en los estímulos o los desencadenantes específicos que lo han propiciado. El tratamiento seleccionado generalmente presenta similitudes al aplicado en otros tipos de estrés, igualmente el tratamiento suele adaptarse a las necesidades del paciente y a estas circunstancias en específico.
Lo más recomendable es utilizar la terapia cognitivo conductual, debido a que tiene un enfoque que tratará de realizar modificaciones tanto en los patrones mentales como también conductuales. Está proceso de reestructuración ayudará eventualmente a que el paciente pueda tener un mayor control sobre sus emociones. Esto también repercute en su manera de comportarse, lo cual propiciará una mejor relación con los compañeros de trabajo, amigos y familiares.
La psicoterapia suele prolongarse por varios meses, con la finalidad de que el paciente logra desarrollar prácticas más saludables aplicadas en la vida cotidiana. Eventualmente se aprende a establecer límites y aprender a tomar decisiones más efectivas, así se logra marcar distancia entre la vida personal y la vida laboral. Estar es una recuperación totalmente efectiva que permitirá que el paciente la tome sus actividades sin que sucumba a la presión.
En cuanto a los consejos más útiles para afrontar estas situaciones, lo principal es mantener una buena relación con familiares y amigos. A los pacientes se les fomenta la realización de actividades sociales, lo cual ayudará a que se desarrolle una mayor confianza y mejora de la autoestima. El desarrollo de habilidades comunicacionales es imprescindible para poder garantizar el bienestar emocional.