Las fobias presentan una amplia variedad de características en relación con el estímulo que genera el temor. Esto significa que hasta ahora se han podido identificar una larga lista de fobias, cada una de ellas describe un miedo en particular que a su vez podría ser asociado con otros. Por ello, se han realizado distintas categorías de fobias; una entre las cuales se conoce con el nombre de las fobias específicas.
Las fobias específicas se caracterizan precisamente por desarrollar temor a un estímulo único a lo cual se asocia con reacciones igualmente específicas. De esta manera el paciente siempre va a mostrar los mismos síntomas al estar en contacto con aquello que teme. Algunas de las fobias que pertenecen a esta categoría son más comunes que otras, usualmente aquellas consideradas como las más raras también pertenecen a esta categoría.
Una de las fobias más comunes que es aquella que se relaciona con el temor al mar, océano u otros afluentes de agua natural. De igual forma se puede experimentar el mismo grado de ansiedad con respecto a las piscinas y otros lugares en donde se almacenan agua. A esta fobias se le conoce con el nombre de talasofobia, a continuación analizamos cuáles son sus características, causas y tratamientos.
¿Qué es la talasofobia?
La talasofobia es un tipo de fobia que se caracteriza por el temor al mar y a todo lo relacionado al mismo. Las personas que padecen esta condición siente miedo irracional y extremo al observar o estar cerca del mar, específicamente temen aquello que se pueda encontrar en el fondo de este. Estos individuos se sienten altos niveles de ansiedad en estas situaciones, por lo tanto sus reacciones pueden ser defensivas o en cambio podrían inmovilizarse.
Pertenece al grupo de las fobias específicas las cuales describen temores que surgen a partir de estímulos identificados y únicos. Esto significa que las personas solamente reaccionarán a estos estímulos de la misma manera en cada momento en el cual tengan contacto con ellos. Se considera que es una de las fobias menos comunes de la actualidad debido a que estadísticamente se registran pocos casos de este tipo.
También se relacionan con el temor a la profundidad. Estos individuos no son capaces de nadar en mar abierto o en las piscinas, en los casos más graves inclusive podrían evitar las fuentes o donde se almacene agua en grandes proporciones. Específicamente evitarán observar el fondo debido a que temen que algo se encuentre allí, la percepción del peligro se mantiene constante.
Etimológicamente el término talasofobia, también se puede emplear la palabra thalassophobia, tiene su origen en el idioma griego compuesto a partir de la unión de dos palabras. La primera de ellas es “thalassa” la cual significa mar, la segunda palabra es “Fobos” la cual hace referencia al miedo.
¿Cuáles son las características de la talasofobia?
La principal característica de esta condición es que los pacientes temen que suceda algo negativo con respecto al mar. Permanentemente piensan que es posible ahogarse o que algo que se encuentren el fondo del mar los pueda atacar. De forma permanente se siente incertidumbre al no saber qué se puede encontrar en la profundidad, por tal motivo se genera altos niveles de ansiedad.
Este mismo puede estar relacionado con otras fobias como la de los animales marinos, como es el caso de los tiburones. La percepción del peligro puede estar relacionada directamente con estos animales, pero en otras personas se enfocará directamente con el agua como tal.
Múltiples eventos pueden ocurrir en estas zonas geográficas, eventos naturales tales como los remolinos de agua que se generan bajo la superficie pueden ser el motivo del temor. De igual forma la imaginación podría permitir que estas personas piensen que cualquier tipo de objeto que se encuentre en el fondo pueda causar algún tipo de daño.
Se puede observar un cambio en el comportamiento fácil de identificar durante los ataques de pánico. Algunos de los síntomas más comunes son los temblores, aumento en la sudoración, aumento del ritmo de la respiración así como también imposibilidad para movilizarse. En algunos casos los pacientes pueden sentirse agobiados debido al estrés que experimentan durante estas situaciones.
Las personas evitarán realizar cualquier tipo de actividad que se relacione con el mar, incluso evitarán tener contacto con él. Dependiendo de la gravedad de la fobia que padece el paciente se pueden experimentar ataques de pánico. Éstos surgen a partir de pisar la orilla del mar o simplemente observar una imagen que representa este espacio natural.
Cualquier tipo de referente que pueda ser asociado al mar tal como barcos, playas, trajes de baño, piscinas, equipo para buzos y otros más; son todos motivos suficientes para generar ansiedad en el paciente. Esto sucede solamente en los casos más graves, sin embargo generalmente solamente el temor se manifiesta cuando las personas se encuentran presentes físicamente en estos lugares.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas para el desarrollo de la talafobia usualmente indican La experimentación de algún tipo de evento traumático del pasado. Sin embargo, esta no es la norma que aplica a todos los casos. En algunos individuos podría ser más difícil precisar cuál es su origen. Hasta ahora se han propuesto diversas teorías que tratan de brindar una explicación.
El océano, el mar y otros afluentes son suficiente motivo de temor para que las personas afectadas con esta fobia comiencen a manifestar su incomodidad. La suma de varios elementos pueden contribuir al desarrollo de esta fobia, algunos consideran que existen personas que son más propensas a ser sensibles a experimentar trastornos de ansiedad.
También existe la posibilidad de que el factor genético en combinación con experiencias negativas previas sea la combinación ideal para el desarrollo de esta fobia. De este modo, hay personas que posiblemente hayan participado en naufragios, eventos naturales como los maremotos o accidentes de barco; esto provoca que posiblemente se padezca de estrés postraumático.
¿Cuál es su tratamiento?
De acuerdo a los especialistas es posible superar esta fobia de forma efectiva al aplicar ciertos tratamientos. Al igual que sucede con otros tipos de fobias similares, lo más recomendable es contar con el apoyo de un especialista psicólogo o psiquiatra que previamente debe diagnosticar oficialmente esta condición. Se requiere la realización de una serie de sesiones en donde se evaluará psicológicamente al paciente, de esta manera se determina cuál es el tratamiento más adecuado.
Por antonomasia se considera que la terapia ideal para tratar esta patología es la terapia cognitivo conductual. Este recurso es capaz de modificar el comportamiento del paciente, de esta manera se sustituye todos los pensamientos negativos que surgen con respecto al estímulo fóbico. En consecuencia se observarán cambios favorables tanto en el comportamiento como a nivel mental.
Se puede combinar con otros tipos de tratamientos farmacológicos basados en la administración de ansiolíticos. Sin embargo esto se debe hacer de manera vigilada y controlada, solamente el profesional médico es capaz de determinar con exactitud el tipo de medicamento y las dosis.
Considerando el estrés postraumático que puede experimentar el paciente, para controlar su inquietud se recomienda siempre enseñará a las pacientes técnicas de relajación y meditación. Eventualmente se observa la adopción de comportamientos que demuestran un mejor manejo de las propias emociones.
