Las relaciones de pareja presentan distintos niveles de dificultad durante la convivencia, ya sea como novios o como un matrimonio. El establecimiento exitoso de una relación de este tipo depende de múltiples factores tanto personales como externos, pero principalmente va a depender del esfuerzo y la dedicación de sus protagonistas. En cuanto a elementos externos se debe considerar la importancia que posee aspectos tales como la estabilidad de económica, laboral, familiar, social así como también la salud.
Generalmente se considera que la mayoría de las relaciones de pareja estadísticamente presenta números en negativo. Es decir, la mayoría de estos casos formalmente presentan dificultades, que finalmente dan como resultado la finalización de dicha relación. Y además, las mismas estadísticas demuestran que una de las principales razones por las cuales esto sucede se debe a la toxicidad de dicha relación.
El término tóxico se emplea en este caso para referirse a aquellas relaciones donde múltiples elementos y aspectos poseen una naturaleza negativa. Estos mismos afectan notablemente la salud mental y física de las personas involucradas, en algunos casos se observa que las consecuencias no solo repercuten en la pareja directamente sino también en personas allegadas.
De múltiples maneras se puede identificar y proporcionar soluciones adecuadas en estas situaciones. A continuación se analiza cuáles son las características de una relación tóxica, igualmente se proporcionan algunos consejos útiles para poder saber si se está en una relación de este tipo.
¿Qué es una relación tóxica?
Una relación tóxica en el plano del amor y de las relaciones interpersonales se identifica por la afectación de los comportamientos y estados emocionales de sus actores, que ven cómo su autoestima, su equilibrio vital e interacción con su entorno se altera dramáticamente. En el ámbito de las relaciones amorosas en particular es un vínculo afectivo disfuncional, que produce en sus integrantes tensión, malhumor, crispación y hasta depresión o fatiga extrema. Incluso puede llegar a episodios de violencia verbal y física.
¿5 señales de que puedes estar en una relación tóxica?
Las relaciones tóxicas muestran señales inequívocas, los involucrados son partícipes de situaciones que se experimentan cotidianamente y tienen una índole negativa. A continuación se describen las principales 5 señales a las cuales se debe prestar atención. Son las siguientes:
1.- Las discusiones en malos términos. En la antigua Grecia, entre los filósofos y discípulos, solía haber grandes discusiones sobre la naturaleza del “Ser” humano, que aportaron los fundamentos de la filosofía occidental. Sin embargo, cuando en el lenguaje popular se habla de discusiones, se piensa en lo devastadoras y negativas que pudieran ser para los protagonistas de una familia.
Las acaloradas discusiones entre parejas no suelen ser sobre la naturaleza humana (ojalá fuera así), sino por diferencias que, a fin de cuentas, cada día resultan más insalvables. No se trata tampoco de que entre dos seres que dicen quererse no haya una que otra vez diferencias sobre, por ejemplo, quién olvidó cerrar el grifo de la ducha o sobre quién pagará el arriendo, etc., sino que por cualquier motivo se enfrasquen en discusiones altisonantes. Las discusiones por cualquier cosa son señales de que la relación se vuelve tóxica.
2.- El respeto mutuo brilla por su ausencia. Y en esas discusiones los gritos cobran protagonismo, que ya constituyen un irrespeto. El solo hecho de levantar la voz a una persona es indicativo de que se ha roto la estima por la opinión del otro y solo importa la propia. A eso se le suman las descalificaciones y como se está al frente de uno de los personajes que más le conoce, le recordará seguramente su lado menos apreciado. Le mencionará lo que más le duele.
3.- Irresponsabilidad a la orden del día. La toxicidad en las relaciones de pareja también se aprecia en el descuido constante del aseo personal, el de los hijos, el de la propia casa, donde se desatienden las reglas de convivencia y el caos comienza a producir graves problemas de adaptación.
Es probable que los padres o representantes o integrantes del vínculo afectivo sean poco cuidadosos, pero existen líneas rojas que no deberían sobrepasarse, teniendo en cuenta que la irresponsabilidad puede generar daños a terceros.
4.- El descrédito mutuo. La desvalorización entre terceros y el descrédito mutuo son la consecuencia de problemas pasados no resueltos. Las relaciones amorosas no comienzan bajo el estigma del descrédito. Al contrario, los matrimonios recién constituidos se mantienen en luna de miel por un buen tiempo.
Es solo con el pasar del tiempo que los errores cometidos van haciendo mella en la relación; pero, siempre dependerá de la interpretación del otro. Cuando llega el momento de la crispación (cuyo origen es muy diverso), pueden aparecer los “trapos sucios” del pasado.
5.- Poco reconocimiento del otro. La dinámica de los procesos de crecimiento o maduración de las relaciones de pareja es muy variable. Por ejemplo, en seis meses de convivencia pueden surgir todos los demonios y alcanzar el día ciento ochenta totalmente harto(a) y destrozado(a) emocionalmente. Otro síntoma de que su pareja está en otro riel es que es incapaz de reconocer sus logros personales, profesionales y laborales. La tozudez mutua o del otro impide que avance hacia una mejor relación.
¿Cómo saber si mi pareja es tóxica?
Las personas tóxicas también manifiestan una serie de características propias que son fácilmente identificables. Es importante prestar atención a aquellos cambios distintivos en la forma de conducirse, en comparación a como se hacía anteriormente. A continuación se describen algunas de las señales más comunes, sin embargo también hay que considerar que las personas tienen comportamientos distintos. Son los siguientes
- La manipulación emocional como recurso. Es uno de los signos más específicos de las relaciones tóxicas y puede convertirse en un nudo de difícil resolución. El ejemplo más común, es el de las relaciones de dependencia emocional clásica, donde la mujer es tratada por su pareja como su objeto de pertenencia. Sin embargo, la manipulación psicológica puede manifestarse desde ambos lados, intercambiando el rol de víctima, protector o agresor. Cuando la mujer conserva una vinculación de dependencia emocional se distingue por su papel pasivo frente a una pareja dominante que, eventualmente, puede representar también el rol de dependiente emocional. Sería entonces una relación tóxica entre dos dependientes emocionales, uno pasivo y el otro dominante. Un caldo de cultivo absolutamente explosivo, por sus consecuencias para la mujer.
- Celopatías, posesión y desvalorización. El signo anterior se conecta directamente con las celopatías, la posesión y desvalorización de la pareja. En el cuadro indicado, donde el hombre asume el papel de controlar a su pareja por celos, baja autoestima, dificultad para relacionarse de igual a igual con su pareja (entre otras disfuncionalidades), es redundante asegurar que no existe mayor indicativo de toxicidad. Es el quiebre absoluto de todos los contienes que supone el contrato matrimonial o la unión por decisión libre entre dos o más personas.
- Susceptibilidades a flor de piel. En un clima de tensiones constantes, el hogar deja de serlo y se convierte en un rin de pelea. Roto el respeto y la conciencia en la importancia de los lazos afectivos alcanzados, la pareja siente que constantemente está caminando sobre un piso de cristal que, por cualquier mal pie, se puede romper. Es el momento de retirarse, porque la vida es una sola.
- La comunicación es inexistente o frecuentemente inútil. Puede verse como causa y consecuencia. Cuando la comunicación es inexistente cuesta creer que alguna vez la hubo realmente, porque la comunicación es mucho más que intercambiar palabras. En la etapa en que la pareja ya no se puede sentar a hablar con tranquilidad de sus sentimientos y es imposible una conciliación verdadera, toca alejarse sin ver hacia atrás.
- La imposición y la crítica está a la orden del día. Sentirse relegado y estar en una relación donde no importan sus opiniones, anhelos y metas, es señal de que ya no vale la pena seguir insistiendo. Cualquier cosa que diga es objeto de crítica y ya no es parte del equipo.
Es una clase de anulación del otro. La pareja siente que ya no posee el mismo papel que tenía años antes. Es como si la persona quedase escondida tras la puerta del baño cada vez que hay visita. En términos semióticos, es una señal o cualidad indexical de que ya sobra en la relación.
¿Cómo salir de una relación tóxica?
Pareciera que vistas las señales no habría duda de la urgencia de alejarse de inmediato de las relaciones tóxicas. Sin embargo, la naturaleza humana no es lineal, a menudo hace bucles, comete errores, retrocede, cavila, toma su tiempo, porque en definitiva los afectos no pueden ser cuantificados y sometidos al método científico. Seguramente, la razón, lo racional, es que no se debe mirar hacia atrás ni para coger impulso y huir de toda relación tóxica, pero la realidad es otra, la humana, en cada una de sus subjetividades.
Dicho lo cual, la respuesta es casi de Perogrullo: puede acudir a su psicoterapeuta en caso de que requiera un apoyo extra; pero, debe sentarse y razonar sobre los pros y los contras de manera objetiva. Su paz interior y felicidad es lo más importante, aunque le sigan pintando villas y castillos al oído. Su vida le pertenece. Asuma un nuevo proyecto, levante su mirada al horizonte, tome nota de sus equivocaciones, y corra en sentido contrario al de su expareja. Literalmente, si estaba enclaustrado(a) en una vida sedentaria, póngase en un plan de ejercicios y a correr.