En la actualidad la mayoría de los delitos de connotación social suelen asociarse al odio. Los crímenes de este tipo lamentablemente se han convertido en un problema común para la mayoría de las regiones y países. Tienen consecuencias a corto plazo y largo plazo.
En cada grupo o sociedad se puede identificar distintos grados de conflictividad, generados a partir del odio o resentimiento por diversos aspectos inherentes a la vida en común. Es decir, el odio abarca una múltiple diversidad de causas o antecedentes, por los cuales puede desarrollarse hasta convertirse en un problema de considerable gravedad.
Ejemplos de este tipo lo encontramos en el racismo, la intolerancia religiosa, xenofobia y en la homofobia. Hay muchas maneras en las cuales puede expresarse el odio el cual a su vez es el generador de otras múltiples consecuencias negativas.
Desde el punto de vista jurídico es considerado como un crimen caracterizado por la discriminación y la intolerancia. Es el sentimiento base para las amenazas, abusos y daños que se perpetúan a individuos y comunidades. Sus consecuencias suelen ser difíciles de solucionar debido al deterioro y a los perjuicios de diversa índole.
¿Qué es el odio en psicología?
El término odio hace referencia a la aversión que se tiene hacia una persona, cosa o situación. A su vez se suele tener un sentimiento de antipatía y se experimentan pensamientos negativos por el resentimiento que suscita. Puede considerarse que es una palabra sinónimo de otras tales como rencor, hostilidad y enemistad.
Cuando es un sentimiento que comparten dos o más personas suele conducir a relaciones conflictivas en donde hay un constante enfrentamiento. A sí mismo, suele considerarse como un valor negativo que es contrario a la amistad y el amor. Es un sentimiento tan intenso que a su vez genera otros elementos asociados tales como el deseo de destruir y repulsión por ejemplo.
Lamentablemente siempre genera consecuencias negativas y peligrosas. En cuanto a las relaciones humanas en la mayoría de los casos se asocia a agresiones físicas y psicológicas. Debido a la dificultad de lograr una mediación es muy probable que las conductas y acciones mantengan un mismo patrón destructivo que va en incremento.
El odio es un tema que ha sido tratado y definido desde distintas perspectivas como la bíblica, filosófica, jurídica y psicológica. En psicología se considera que es un sentimiento muy intenso, que a su vez genera hostilidad e ira. No sólo corresponde a una persona, también puede suscitarse en un grupo de personas que tienen un objetivo en común.
De acuerdo a lo propuesto por Sigmund Freud, el odio se asocia con el estado del yo; lo cual significa que hay infelicidad y se desea destruir aquello que lo crea. Es así como siempre se tratará de proceder de manera que se logre el cometido de eliminar, dañar, destruir o limitar aquello que se odia.
¿Cuáles son sus características?
El odio generalmente se acompaña de otras emociones y connotaciones negativas, como por ejemplo la rabia o la agresividad. Esta es una emoción muy común, pero puede afectar más a algunas personas debido a su intensidad la cual es incontrolable. Además, cuando sucede dentro de un lapso de tiempo prolongado deriva en la aparición de diversos problemas psicológicos. Este es el caso del estrés, la ansiedad, agresividad, insomnio e incluso pensamientos obsesivos.
Para describir las características del odio primero se debe realizar el perfil de las personas que odian. Las personas que experimentan este sentimiento suelen tener algún tipo de carencia emocional evidente. Algunos rasgos en común es la falta de madurez, reflexiva y la falta de tolerancia ante la frustración. Inclusive puede identificarse una baja autoestima e inseguridad.
Es usual que el odio sea confundido con el rencor, enojo e ira; hay diferencias significativas entre estos términos. En el caso del rencor suele ser el más leve en comparación con los otros, en cambio el odio es el más destructivo. Puede considerarse que además sirve de incentivo junto a la ira, en conjunto hacen que las personas reaccionen.
Quienes odian viven continuamente en un “fuego” que ellos mismo inician, es decir que se alimentan de este sentir hasta el punto de tomar decisiones y acciones que son muy demoledores. Se podría afirmar que las personas que odian sufren mucho más que las personas que son odiadas, generalmente las consecuencias negativas tienen mayor repercusión en ellas.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas del odio suelen coincidir con las de otros sentimientos como la ira. Se identifica un patrón de situaciones que se consideran son las principales, además las mismas se caracterizan por propiciar cambios importantes en la vida de los involucrados. Son las siguientes:
- La primera describe situaciones que escapan de la voluntad y decisión de quienes participan. Cuando una persona no logra satisfacer sus deseos o necesidades es una situación que puede propiciar el desarrollo del odio. El mismo estará asociado directamente con el responsable de que no se haya podido llevar a cabo el plan inicial.
- También puede desarrollarse a partir de situaciones irritantes, los mismos escapan de la propia voluntad y suelen dejar consecuencias poco favorables. Ejemplos de este tipo los encontramos en la cotidianidad como cuando perdemos algo, el ruido de la calle, el tráfico o discusiones.
- Igualmente es un sentimiento que puede generarse a partir de agresiones verbales o físicas. Cualquier tipo de enfrentamiento o agresión que genere un daño importante suele derivar en un problema psicológico en el futuro. Cada persona reacciona de una manera distinta, algunos individuos son más proclives al odio o ira.
- Cuando se percibe una injusticia, con respecto a malos tratos recibidos de terceros. Esta es quizás la causa más común, una gran parte de la población afirma sentir odio por aquellas personas que les maltrataron u ofendieron de alguna manera. Lo que percibimos como injusto provoca que sintamos odio y rencor.
Tal como lo dijo Sigmund Freud: “El odio es un estado del yo que desea destruir la fuente de su infelicidad”. Esto significa que el odio es un sentimiento muy profundo y tan intenso que a menudo parece ser irracional, puede inducir al individuo a que muestre conductas muy negativas. Entra en conflictividad con sentimientos como el amor y la amistad, sin embargo al ser opuestos no impide que conduzcan al mismo comportamiento.
Un estudio demostró que existe actividad cerebral en una zona específica de este órgano, en la misma una serie de circuitos neurológicos se pueden asociar directamente con el odio. A las personas sobre las que se realizó dicho estudio se les mostró fotografías de personas a quienes odiaban, en ellas inmediatamente se activaron estos circuitos. Están integrados por la corteza y la subcorteza cerebral, los mismos que se activan cuando hay una conducta agresiva.
El cerebro humano funciona de manera que puede traducir cualquier señal desde los circuitos internos para luego traducirlos en acciones. Esto significa que este es el origen de la planeación de todos los movimientos corporales. Así el llamado “circuito del odio” que se ubica en la corteza frontal medial escapa haces de predecir todas las acciones.
Este es el mismo mecanismo que ese generar ante estímulos tales como el desagrado o disgusto. En esta misma línea suena esto donde se planifica respuestas como la actitud defensiva o todos los sentimientos difíciles de controlar como la ira, rabia, odio y agresividad.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Sea cual sea la razón por la cual se haya desarrollado el sentimiento de odio, generalmente se habla de consecuencias negativas; que principalmente afectan a quien lo siente. Genera aversión y sentimientos de destrucción, pero sobre todo ocasionalmente la autodestrucción. Que eventualmente las personas pueden obviar a otros o situaciones específicas, siempre van a reaccionar de esta manera.
Lamentablemente el odio no permite que las personas puedan tener un adecuado control sobre sí mismas. También imposibilita el diálogo y la construcción de relaciones más positivas y saludables. A largo plazo la intensidad de esta emoción afectará a la armonía y la estabilidad de la vida de las personas involucradas.
Esto es especialmente relevante en sociedades donde hay distintas tendencias ideológicas, en las mismas suelen ocurrir crímenes de odio. A este grupo pertenecen el racismo, xenofobia y la homofobia por ejemplo. El rechazo a personas que no encajan con un perfil específico es causa suficiente para hacer el objetivo de maltratos.
La importancia de reconocer el odio radica precisamente en la posibilidad de poder encontrar soluciones. Es por ello que se debe evaluar la intencionalidad de nuestras acciones y decisiones. El respeto y la tolerancia son sólo algunos de los elementos más importantes para entablar relaciones menos conflictivas con otras personas