septiembre 24, 2023
Negligencia

Negligencia

En este post vamos a versar sobre la negligencia. Es un concepto que se usa de manera recurrente, pero del cual poco se especula para llegar a fondo. Por eso, en los párrafos a continuación esperamos mostrarlo en todas sus facetas, de manera que nuestros lectores comprendan que la negligencia tiene una gran cantidad de Aristas.

¿Qué es la negligencia?

En general, la negligencia es la falta de cuidado o el descuido; las personas no alcanzan a medir las secuelas posibles de sus acciones. Los comportamientos negligentes conllevan peligros para el mismo sujeto y los demás. 

La negligencia es objeto de sanción penal o civil de acuerdo a las características de la conducta negligente.  La persona es culpable en tanto no actúa debidamente para prevenir el daño a terceros. La noción está íntimamente relacionada con la imprudencia y la falta de diligencia.

Existen muchas conductas y acciones negligentes. Las más conocidas e importantes por su gravedad son la negligencia en torno al cuidado de niños y ancianos, la negligencia al conducir vehículos, la negligencia ambiental y la negligencia en actividades laborales. 

Aspectos claves de la negligencia

La negligencia comporta indiferencia por la acción efectuada o por su desatención. Las altas responsabilidades requieren mayor cuidado, por ello la gravedad o dimensión de la negligencia puede verse por las consecuencias que ocasiona. 

Por ejemplo, está el caso de pilotear un avión comercial. Esta actividad obliga al piloto, así como al personal de la torre de control y los mecánicos, a la aerolínea misma… a ejecutar una serie de acciones para prevenir un accidente. Es decir, este tipo de trabajo requiere mayor diligencia que transportar frutas por una carretera solitaria.

Por ende, sucede que ya nos topamos con el antónimo de negligencia: la diligencia. Y es que negligencia es justamente no hacer, no ser diligente. En tal sentido, también vemos otra cuestión a considerar: hay actividades que, inevitablemente, atañen más diligencia de otras. 

Las diferencias entre imprudencia y negligencia

Si bien la imprudencia se relaciona con la negligencia, no son lo mismo. Un sujeto imprudente no piensa en la prevención del peligro o no cumple las normas de la prudencia. La imprudencia implica realizar una acción que la prudencia enseña no llevar a cabo. Aunque los conceptos son paralelos y en ambos existe falta de diligencia, en la negligencia no se hace lo pertinente que, por prudencia, se debe hacer.

  • Un imprudente hace algo que se sabe que es negativo, o que tiene consecuencias indebidas. Tal es el caso del conductor que maneja ebrio. Manejar ebrio es algo imprudente.
  • En cambio, se habla de negligencia cuando alguien no presta atención a una norma de tránsito. Se puede decir que la negligencia es más bien un descuido, no ser lo suficientemente precavido.

Otro caso: es negligente el chofer de autobús que, aunque sabe que el vehículo tiene una falla indeterminada, no toma precauciones cuando lo conduce. Por su parte, es imprudente quien conduce un automóvil en perfectas condiciones por encima de la velocidad permitida.   

En casos como la conducción temeraria de vehículos o encendido de fogatas en espacios ambientalmente protegidos, la ejecución del mismo acto de negligencia es objeto de pena. Por ejemplo, hablar por teléfono y conducir al mismo tiempo es, en muchos países, una falta grave.

Negligencia

La negligencia desde la perspectiva legal

La negligencia es en el aspecto legal el fundamento para hacer responsable a un individuo que violó las normas, dando lugar a una indemnización a terceros por los daños ocasionados. 

Surge entonces la concepción de la llamada negligencia legal incluye cuatro factores que deben ser probados por el agraviado o su representante, a saber: 

  1. La persona ha debido ser cuidadosa en una actividad, pero no tuvo esta precaución. Igualmente, que no haya hecho todo lo que le correspondía cumplir para que algo resultase con bien.
  2. Quebrantamiento del deber de tener cuidado. Debe ser evidente que este quebrantamiento ha ocurrido para poder alegar y condenar por actos negligentes.
  3. Causalidad. Se debe demostrar que la negligencia ha sido causa de algo. La conducta negligente solo es penada si desencadena daños. Esto es algo que se debe tener en cuenta.
  4. Daños producidos. Se tasan los daños devenidos por la negligencia. Con base en estos daños, se establece la sanción penal correspondiente.

Es así como las leyes dejan claro el margen correspondiente a la negligencia. Por ello, hay que tener muy en cuenta que ser negligente conlleva secuelas negativas en diversos ámbitos. 

La negligencia familiar contra los niños

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la negligencia en el caso de niños como un tipo de abuso, en el mismo orden que el abuso físico, sexual o psicológico. 

Así, entendida como maltrato infantil, es la incapacidad del (o de los) adulto(s)-cuidador(es) de suministrar al niño el ambiente indispensable que le garantice educación, alimentación, salud, higiene, vestido, habitación, cuidado responsable y desarrollo cognitivo-emocional adecuado.

La negligencia en el seno familiar plantea un territorio difuso que es más difícil de determinar. Y esto es debido a que la negligencia en niños produce daños psicológicos que no son fáciles de comprobar para aplicar las leyes respectivas. 

La negligencia familiar es una forma de maltrato

Como forma de maltrato, la negligencia familiar tiene consecuencias psicológicas que casi siempre van de la mano con otras manifestaciones de maltrato. 

El maltrato naturalizado se convierte en un obstáculo para intervenir y cambiar situaciones de este tipo. Además, en el caso del maltrato a los niños, muchas veces sucede que sus tutores o padres y demás miembros de la familia han normalizado modelos de crianza basados en formas de actuación, que incluyen: chantaje emocional, amenazas, castigo físico, dejación de deberes, etc. 

La negligencia se produce también por la drogadicción, el alcoholismo, los trastornos mentales, la monoparentalidad, la ignorancia, la falta de educación y en ámbitos de pobreza extrema. Consciente o no, la negligencia que produce daños a terceros o potencialmente podría producirlos, es una falta grave o delito penal. 

Hay que tener en cuenta que la ley ampara a la familia. ¿Por qué? Pues, debido a que la familia es considerada como núcleo de la sociedad. Por ende, es necesario tener una familia sana, sin trazas negligentes, para corresponder a una sociedad saludable.

Otras consideraciones sobre la negligencia familiar

En un contexto familiar, la dinámica del abuso y la negligencia, suele contar con más factores de los que se podrían apreciar a simple vista: los miembros de la familia, como los tíos, primos o abuelos, permiten que la situación de abuso se perpetúe. 

Los actos negligentes contra los niños de parte de sus custodios generan en ellos daños tan profundos como el abuso, la violencia verbalviolencia física. En tal sentido, se ven afectados las estructuras emocionales y conductuales de adaptación al medio, máxime si las humillaciones son continuas y en etapas del desarrollo del niño. Las huellas psicológicas que deja la negligencia en sus víctimas no suele verse de manera clara, pero podrían persistir en la vida adulta, manifestándose en comportamientos similares contra sus propios descendientes. 

¿Se puede juzgar la negligencia familiar?

Es un tema sobre el que se especula bastante. Se dice que cada familia tiene derecho a criar a sus descendientes con criterio particulares. Es decir, que incluso el grado de atención que los padres quieren dar a los hijos puede ser considerado como una cuestión personal.

No obstante, las leyes amparan a los menores de edad. Asimismo, se tiene en cuenta que los niños son ciudadanos que tienen derechos. Por ende, esto derecho de están garantizados por el Estado. En dado caso, sus Padres deben proteger los y garantizar sus derechos. Cuando esto no ocurre, se considera que el Estado puede intervenir.

No deja de ser una cuestión que amerita estudios. Además, hay sociedades mucho más cerradas donde el interior familiar es considerado como sumamente privado y no se puede intervenir.

Negligencia

¿Cómo reconocer los casos de negligencia familiar?

Más específicamente, la negligencia se produce en situaciones un tanto diversas. En tal sentido, es necesario mencionar las circunstancias más recurrentes al respecto:

  • No se presta al menor la alimentación ajustada a su edad. Incluso los niños con sobrepeso o peso inadecuado de acuerdo a la edad, sumado a síntomas de deshidratación, palidez, esconden cuadros de negligencia.
  • Se desatienden sus derechos de estar vestido y calzado adecuadamente, según su edad, y en condiciones de higiene.
  • La atención sanitaria es precaria o inexistente. La negligencia sanitaria implica la desatención en el programa de vacunación y en cualquier dolencia o enfermedad.
  • La educación es un derecho, por lo que cualquier desatención al respecto conlleva negligencia.  
  • El abandono o la falta de supervisión de los niños por periodos mayores a quince minutos, dependiendo del contexto, es entendido como un comportamiento negligente. Por ejemplo, dejar uno o varios niños o bebés, encerrados en un automóvil ya constituye negligencia aunque solo se dejen solos por un minuto.
  • Los accidentes domésticos protagonizados por niños son indicios de negligencia.
  • No atender las necesidades de entretenimiento de los pequeños.

La negligencia familiar tiene su origen en una compleja mezcla de factores. En un contexto social, individual, familiar, cultural, la negligencia aparece de una manera prácticamente invisible para muchos sectores de la sociedad. 

Factores que propician la negligencia familiar

Otro factor que favorece la negligencia es la proliferación de padres adolescentes, por un lado; y la de padres con varios hijos menores de cinco años, por otro. 

Como se dijo, la negligencia se ve asociada al territorio social de quienes tienen menos o escasas posibilidades económicas y oportunidades formativas. Ciertamente, la pobreza material es uno de los componentes más importantes para que se produzca el caldo de cultivo para la negligencia.

Sin embargo, ésta también puede observarse en familias con recursos económicos, porque el problema tiene un componente cultural y de formación en valores. Vale decir: “El hábito no hace al monje”. ¡Un refrán popular que puede tener mucho de sustento y de aplicación!

La negligencia familiar se incrementa en estratos sociales bajos

Pero, sin duda, la negligencia hacia menores se dispara exponencialmente entre los que viven en situación de pobreza. En todo caso, no se debe olvidar que el maltrato físico, emocional y la negligencia, si bien están vinculados con la pobreza, el estatus social y económico más deprimido, todas las manifestaciones de maltrato (incluyendo el abuso sexual), se reproducen en todos los niveles sociales y económicos.

Una nota final: la negligencia contiene capítulos tan diversos y culturalmente matizados como el hábito de fumar antes, durante y después del embarazo. En padres fumadores, la conducta negligente parece imperceptible, pero se produce abiertamente: madre o padre o ambos no dejan de fumar frente a sus hijos dentro de su hogar y en lugares públicos.

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