Si bien queremos centrarnos en aspectos propios de la psicología, consideramos que el tema de la motivación debe entenderse desde los más diversos puntos de vista.
Hay que tener en cuenta que la motivación es el combustible del ser humano. Si motivación, es poco probable que se concreten objetivos. En dado caso, las cosas que se realizan se efectúan sin el máximo interés.
Sin embargo, hay que plantearse algunas preguntas interesantes. Por ejemplo: ¿De dónde viene la motivación? Más a idea de una cuestión de gustos, puede talante subjetivo, es importante tener en cuenta que la motivación siempre personal. Aquellas personas que logran sus objetivos, lo hacen gracias a que consiguen una motivación y palpita en su propio ser.
El concepto de motivación
Según el “Diccionario de Psicología de Umberto Galimberti” (pp. 714, 728), la motivación es un “factor dinámico del comportamiento animal y humano que activa y dirige a un organismo hacia una meta”. Palabra clave para comprender qué implica la “motivación” es la “necesidad”.
Es así que la necesidad es un estado de tensión que varía en intensidad por la carencia de algo que responde a ciertos aspectos como los que indicamos a continuación:
- Requerimientos fisiológicos más o menos intensos
- A exigencias superficiales convertidas en necesarias por costumbres
- A requerimientos psicológicos percibidos como imprescindibles para la realización del ser humano
- Asimismo, a requerimientos sociales asimilados del medio ambiente.
La necesidad, relacionada con el incentivo (por ejemplo, ganar un sueldo), la pulsión (por ejemplo, el bebé que succiona la leche materna), el deseo y la motivación, son estímulos que impulsan a los individuos hacia una meta, que una vez conseguida queda satisfecha.
La motivación como fuerza para superar los obstáculos
El individuo se activa para superar los obstáculos que se le interpongan en la consumación de la meta. Y es aquí donde la necesidad y la motivación encuentran un punto en común: la necesidad se produce en distintos grados relacionados con otras tantas instancias (sociales, fisiológicas, psicológicas), superponiéndose parcialmente a los destacados por la motivación, donde la necesidad resulta un constructo fundamental.
En suma, cada vez que los individuos acometen una tarea y manifiestan una conducta están impulsados por motivos subjetivos y ambientales.
A tal efecto, la motivación se vincula con las razones que acompañan a una conducta. La motivación, que constituye el: ¿por qué?, de una conducta, tiene implicaciones funcionales y adoptivas.
Características de la motivación
La motivación es definida como un proceso dinámico de la psique y el comportamiento humano, por lo que puede sufrir cambios o variaciones. Es decir, algo que en un momento determinado nos motiva… luego, puede dejar de hacerlo.
Han de distinguirse dos instancias de la motivación. Estas son conocidas con el nombre de “estado motivacional” y el “rasgo motivacional”. Vamos a versar brevemente sobre cada uno de ellos.
- El primero (estado motivacional) corresponde a un proceso dinámico de muy corto aliento. El segundo, implica una predisposición a conductas y acciones. Es decir, cuando se analizan los “estados motivacionales” se definen las diferencias en la dinámica instantánea de la acción.
- En cambio, tenemos el segundo (el rasgo motivaciones). Este sucede cuando se abordan los “rasgos motivacionales” se pone el acento en las diferencias inter-individuales.
Hay otras variables a tener en cuenta. ¿Cuáles? Pues, al respecto mencionamos algunas en la siguiente sección de este post.
Por otra parte, se considera que los cambios motivacionales están delimitados por dos dimensiones, a saber: 1) por su intensidad y 2) por su cualidad. Describimos brevemente este par de cuestiones:
- Por su intensidad, los cambios están referidos a la movilización de esfuerzo y energía que se utiliza para la acción que llevará a las metas. Es lo que indica la fuerza más o menos enérgica de la motivación. Es obvio que la motivación podría moverse entre la extrema laxitud y la máxima energía.
- Por su cualidad, los cambios se producen en la selección del rumbo a tomar para la ejecución de la acción, lo que denota con exactitud hacia qué meta se dirige la acción. Es lo que se denomina el “tipo de motivación”: formación, laboral, existencial, etc.
La primera dimensión acotada, referida a la intensidad de la motivación, recibe el nombre general de “activación”. Además, considerando el tiempo que se dispone para el proceso de ejecución de las metas, se ha descrito una “dimensión fásica” y otra “dimensión tónica”.
¿Qué es la dimensión fásica y la dimensión tónica?
La “dimensión fásica” es la concerniente a las reacciones temporales que están relacionadas a un estímulo u objetivo específico. Por ejemplo, cuando varios jóvenes acuerdan, en cualquier momento, jugar basquetbol, porque les resulta atractivo.
La “dimensión tónica” está referida a la respuesta que ocasiona un objetivo significativo y que requiere –necesariamente- de una dedicación prolongada en el tiempo.
El sujeto requiere ir paso a paso y conservar un nivel de dedicación para lograr el objetivo, por lo que se conserva un alto nivel de excitación en el tiempo. Por ejemplo, el estudiante que se plantea la consecución de un título de postgrado.
Los conceptos de activación y dirección en la motivación
Ahora bien, las características principales de la motivación son la “activación” y la “dirección”.
La motivación, como se dijo, posee aspectos biológicos y culturales. De esta forma, una diversa cantidad de desafíos adoptivos con los que los individuos se enfrentan tienen implicaciones sociales, debido a que es la sociedad, cruzada por sus peculiaridades culturales, la que ejerce una verdadera influencia sobre las necesidades biológicas y psicológicas.
Cuando se habla de metas también se habla de dirección. Las metas dirigen al sujeto, dependiendo de factores contextuales y la motivación lleva a las acciones adecuadas.
Este punto es importante: para la psicología, resulta acertada la comprensión de la motivación teniendo en cuenta los aspectos biológicos y culturales. Es decir, se requieren la perspectiva biológica, conductual o cognitivas.
En consecuencia, la comprensión de la conducta motivada de un individuo ha sido analizada desde una visión científica, que pasa necesariamente por entender las necesidades que el sistema biológico humano debe satisfacer para sobrevivir; y por una perspectiva cultural, que entiende que la motivación obedece a las variables culturales que la determinan.
La dimensión grupal en lo tocante a la motivación
Entendida la motivación como el resultado de variables culturales, la dimensión grupal domina sobre los aspectos individuales. Un ejemplo particular se aprecia en el ámbito laboral, donde parece ineludible observar los factores culturales para comprender el aspecto motivacional de la conducta de los empleados y gerentes.
La influencia cultural moldea el sistema cognitivo (preferencias motivacionales, selección de metas, etc.) Y si es necesario ser más explícito, solo habría que pensar en la importancia que en estos tiempos se le da a los expertos (y las profesiones) en informática. Una sociedad informatizada ha producido necesariamente el re-direccionamiento de las motivaciones formativas.
En síntesis, la mediación entre los aspectos biológicos y culturales están presentes desde temprana edad en los individuos; sin embargo, la dimensión cultural comienza a tomar una presencia decisiva durante el proceso de socialización del individuo.
Es así como todas las motivaciones están atravesadas por ese proceso de socialización y las respuestas adaptativas al medio que los individuos van generando. Es decir, que no podemos negar en absoluto la influencia del entorno en la motivación. Incluso, puede aseverarse que los seres humanos aprenden a ser motivados por ciertos elementos que detonan esa motivación.
Tipos de motivación
Las motivaciones pueden ser conscientes o inconscientes, simples y complejas, transitorias o permanentes. Además, son de naturaleza primaria o fisiológica; y secundarias, de naturaleza personal o social.
Existen también las motivaciones superiores, constituidas por los ideales existenciales que las personas asumen con el propósito de alcanzar su autorrealización.
Todo esto parece complejo (y lo es). Empero, por eso mismo nace la urgencia de crear un modo de catalogar las motivaciones. Al respecto, resulta indudable que una tipología de la motivación debería tomar en cuenta varias interpretaciones de este concepto, a saber:
- Una primera interpretación de carácter intelectualista sitúa la motivación como la tendencia categórica de la personalidad. Es la libre voluntad que se analiza con el método de la introspección inducida. Por ende, cada persona se siente motivada por algo que capta su interés de acuerdo a su personalidad.
- Una segunda interpretación, la biológica, entiende que la motivación está relacionada con la necesidad fisiológica, que impulsa en el cuerpo humano las sensaciones y acciones pro-subsistencia. Por ende, toda motivación es algo natural y satisfacer los instintos es un caso de motivación.
- Una tercera interpretación comprende que la motivación responde a una dimensión instintiva. Los instintos en la especie humana (de naturaleza innata); sin embargo, son modificables por los hábitos aprendidos.
- Una cuarta interpretación reduce la motivación a un fenómeno “pulsional”, tal como lo entiende el psicoanálisis. Así, la motivación del comportamiento debe hallarse en el inconsciente. Es decir, la gente no planifica estar motivada, ya que es algo que no decide de manera racional.
- Una quinta interpretación de naturaleza antropológica cree que la motivación obedece a matrices culturales, que están presentes desde el nacimiento y durante la vida de los seres humanos. Es decir, que no es algo natural; sino que es el resultado de los propios seres humanos.
- Una sexta interpretación de tipo sociológica discierne que la motivación depende de la necesidad de las personas de encajar en la sociedad y de sentirse valiosas en la misma. Por ende, parece entenderse que todo lo que hacen los humanos ocurre por su deseo de integrarse y ser aceptado en un grupo.
- Una séptima interpretación, de fundamento humanista-existencial, defiende la idea de separar necesidad de motivación, elevando a esta última noción a la categoría de los valores y de los ideales. Es decir, que el hecho de tener hambre, por ejemplo, no es una motivación para comer, sino una necesidad a satisfacer.
Es necesario agregar que la motivación por factores humanistas-existenciales pertenece a las motivaciones anti-homeostáticas, las cuales no obedecen, como las fisiológicas, a una disminución de la necesidad.
Ocurre que las motivaciones de talente humanista-existencial responde en realidad a la búsqueda de algún elemento exterior, como la realidad material, el atesoramiento, la construcción del ámbito social, el poder, el éxito, el prestigio, los proyectos de vida, la consumación de ideales, el alcance de conocimientos, la autorrealización, etc.
A modo de conclusión
Vivir motivados es la base de la vida misma. Es la energía que mueve el mundo hacia pequeñas, mediadas y grandes metas. Desde luego, toda empresa –formativa, laboral, familiar, existencial, social, material- requiere de una buena dosis de motivación sostenida, para su consumación y conservación.
Desde la “Teoría de la Autorrealización” se defiende justamente que el inicio de la motivación humana reside en el deseo de realización de los individuos. El fundamento de esta tesis es que, a diferencia de los animales, las personas se proponen llevar a cabo “cosas” sin estar obligadas a ello. El sujeto concibe (cognitivamente) algo (potencialmente, es la anticipación de la conducta), seguido de su concreción.
Se debe dejar la conclusión de que existe una clara distinción en el “ser humano naturaleza” y el “ser humano cultura”. En el ámbito motivacional del constructo “ser humano cultura” la importancia del estado orgánico y la condición de necesidad es relativa.
El estado normal de las personas no es la pasividad sino la actividad, que es auto-motivadora y está enmarcada en la teoría de la autonomía de los motivos. Se distingue al “individuo-cultura”, cuyo ámbito motivacional está regido esencialmente por sus proyectos trascendentales.
El deseo de ser querido y aceptado por el otro; la pertenencia y proyección grupal; la necesidad social de poder, el prestigio, el control; la necesidad de individuación, el éxito social, etc., forman parte de esos proyectos.
Resta decir que el tema de la motivación exhibe aristas bastante complejas. Por eso, no nos hemos querido solo detener en algo psicológico, sino en una variedad de disciplinas mucho más abiertas.