El tema de la interacción social es de enorme importancia. Hay que tener en cuenta que los seres humanos son siempre gregarios, es decir, cohabitan en comunidades. Por ende, son seres vivos que están en constante intercambio social.
Este aspecto ha cobrado gran demanda en los campos de estudio de la psicología. La manera en que los seres humanos interactúan depende de un cúmulo de factores. Igualmente, el tipo de interacción determina otras cosas. Es decir, este tipo de interacción tiene las dos caras de una moneda: es a la vez causa y consecuencia.
Hacia una conceptualización
La “interacción social” es un tema de suma importancia para las ciencias humanas.
La comprensión de esta articulación gramatical pasa por definir la noción de “interacción”. Este término proviene del ámbito informático.
Ocurre que cuando se comienza a desarrollar la interfaz gráfica de usuario, que permite introducir datos y obtener respuestas en una computadora personal (PC).
Bajo esta premisa, la interacción implica un proceso de ida y vuelta, la denominada “retroalimentación” entre dos sistemas: el usuario, por un lado, y el ordenador por otro.
En tal sentido, el vocablo conduce a la idea de una acción mutua y recíproca entre dos o más agentes o personas.
Por ejemplo, J. Maisonneuve indica que la “interacción tiene lugar cuando una unidad de acción producida por un sujeto A actúa como estímulo de una unidad de respuesta en otro sujeto, B, y viceversa”. Es decir, la reacción de B se transforma a su vez en una incitación para A.
Interactuar también implica influenciar
La “interacción” incluye la idea de “influencia”; pero, el término está significativamente determinado por la reciprocidad, una conducta de retorno, que es lo que le confiere el carácter “inter-activo”. [Véase: Maisonneuve, J. (1968), La dynamique des groupes, París: PUF, p. 51.]
Percibir a una persona no implica un hecho de “interacción”, sino que es indispensable que haya algún tipo de intercambio que implique alguna modificación de los actores.
La interacción humana entendida como un proceso espacio-temporal comporta influencia de carácter social. La “interacción social”, aunque resulte redundante, es el vínculo que se manifiesta entre los individuos, esencial para la existencia grupal y de la misma sociedad.
Justamente, esta suerte de acción-reacción no se agota en una respuesta equivalente y simétrica, sino que entra en un bucle (la retroalimentación interactiva) que intensifica las interrelaciones humanas.
Opiniones sobre este en campos psicológicos y sociológicos
Maisonneuve afirmó, en 1973, que “el campo propio de la psicosociología parece esencialmente el de la “interacción” [Maisonneuve, J. (1974, trad. Cast.), Introducción a la psicosociología, Madrid: Morata, p. 12).
Luego, Gergen, en 1981, indicó que “la psicología social es una disciplina en donde se estudia de manera sistemática las interacciones humanas y sus fundamentospsicológicos” [Gergen, K. J. (1986, Second Edition), Social Psychology, New York: Springer-Verlag, p.5].
El interés de la Psicología Social es más conflictivo del que apuntan estos dos conceptos. El objeto de estudio de esta disciplina parece ser el de la interacción social sin más; no obstante, el término “social” parece ser el punto en el cual no existe consenso.
Lo “social” está referido comúnmente al análisis de las variables que determinan las relaciones de una persona -o un grupo de ellas- y un objeto. Lo “social” es una dimensión de los estímulos clasificados en “sociales” y no sociales. Y lo “social” es también entendido como un rasgo de las personas socialmente distintas en sus formas de respuesta y en su conducta.
A estas nociones S. Moscovici le agrega una tercera dimensión: la Psicología Social estaría focalizada en la construcción y el funcionamiento de la relación social y su rol primordial no solo en el funcionamiento psíquico individual sino como factor de inflexión de los asuntos sociales.
La dimensión social: la clave para entender muchas cosas
Lo importante entonces es destacar la dimensión social en todos los encuentros humanos (incluyendo el más íntimo), debido a que cualquier relación interhumana supone “interactores” socialmente situados y diferenciados.
Dicho más concretamente, toda interacción social involucra un contexto social que determina una manera de actuar y una serie de códigos, normas y modales que permiten a su vez la comunicación y su reglamentación [Véase: Petit, Cristina. Coord. (2004), Introducción a la Psicología Social para estudios de turismo, Buenos Aires: Editorial Brujas, pp.15-16].
La influencia del contexto en la interacción social no es una intervención simple, sino más bien una vinculación dialéctica. La interacción humana es el ámbito en el que las relaciones sociales tienen lugar cada vez y se dejan permear y alterar por el contexto, constituyendo nuevos vínculos sociales.
Tanto es así, que muchos estudios al respecto se centran en la comprensión del contexto. Es decir, se tiene una noción “determinista” de la interacción social. ¿Qué significa esto? Pues, que se considera que dicha interacción es una consecuencia del entorno donde se desenvuelven las personas.
- Mauss ha dicho justamente que los colectivos sociales están constituidos por una diversidad de conciencias particulares que actúan y reaccionan unas sobre otras. Por el estudio de estas “interacciones” es que se conocen las sociedades [Véase: Gane M. (1988), On Durkheim’s Rules of Sociological Method, London: Routledge, p. 63]. Aquí radica la complejidad del componente “social”.
Dimensiones de la interacción social
La “Interacción Social” es -como se ha visto- un concepto más amplio de lo que se cree regularmente. Es un constructo social total. M. Mauss aseguró que es un fenómeno en el que toda la sociedad y sus instituciones están involucradas y en el que interactúan diversas dimensiones, tanto de carácter psicológico como sociocultural.
La “Interacción Social” es un proceso relacional consciente entre individuos, un intercambio, que genera algún tipo de orientación o afectación de sus conductas. Entre las personas se genera una relación determinada. Este proceso de interacción entre los miembros de un grupo específico produce un entramado de relaciones productoras de organización sociocultural.
Entendida como fenómeno integral, la interacción social comprende a toda la sociedad y sus instituciones, donde interviene la dimensión psicológica, social, comunicacional, cultural, ética, legal, etc.
La interacción social no es solo entonces un proceso de comunicación interpersonal, si no además es un constructo enmarcado en un espacio temporal de naturaleza cultural. Es decir, influyen variables que muchas veces pasan desapercibidas:
- Un factor temporal: cada época tiene cánones de comportamiento específicos. No es igual la interacción social en la Edad Media, que durante el siglo XX.
- Un factor espacial: los territorios influyen. No es igual interactuar en zonas costeras que en elevadas cordilleras. Tampoco es la misma interacción entre habitantes de un desierto, a la que ocurre en gente que habita en climas polares.
- Un factor cultural: la cultura influye notablemente. Si se viaje a un país musulmán, sucede que no se puede interactuar libremente con féminas. En cambio, el trato social con mujeres en occidente es más fluido.
- Un factor subjetivo: hay personas que son más dadas a interactuar. Una personalidad extrovertida se maneja mejor en este ámbito. Igualmente, el estado de ánimo es determinante. Una persona con depresión no suele desear compartir con más personas, sino que tiende a aislarse.
Como se pude notar, lo interactivo es un balance entre situaciones externas y particularidades de los individuos. Por eso, es un tema que se estudia de una manera amplia: verificando la suma de sus aristas y factores.
Otras consideraciones acerca de este tema
Es innegable que lo interactivo es permeado por códigos y rituales sociales. Vale subrayar que las relaciones humanas están insertas en una “institución (entiéndase, en un sistema), que implica esquemas de comunicación, comportamientos, valores y propósitos.
Las relaciones sociales se ven conducidas por esta serie de factores de capital importancia.
La interacción social y la personalidad individual se ven modificadas por el tamaño del grupo o la distancia entre sus integrantes.
Además, entre los sujetos y la sociedad priva este fenómeno de carácter interaccionista, lo que lleva a la determinación mutua.
Las estructuras sociales nacen de la interacción entre los individuos; sin embargo, una vez creadas, trascienden a sí mismas y eventualmente pueden ejercer una influencia coercitiva sobre estas nuevas estructuras.
Componentes de la Interacción Social
Con la finalidad de estudiar el amplio entramado de relaciones que tienen lugar en la sociedad, el sociólogo Joseph H. Fichter [Sociología (1974), Barcelona: Editorial Herder, pp. 221-234] destacó que los individuos y grupos humanos están vinculados de la siguiente manera:
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- La interacción por razón del estatus: es la vinculación que surge de la posición de una persona dentro de un grupo social. Los individuos ocupan un lugar relativo dentro de los grupos sociales que le son propios y en la sociedad en general.
El estatus guarda su sentido en tanto se puede referir a otros estatus, con los que se vincula por subordinación, igualdad o superioridad. Es decir, las personas conservan una relación desde su posición de hijo, nieto, cliente, estudiante, socio, compañero, etc.
Además, la idea de estatus concierne a la relación entre grupos, clases, asociaciones, categorías, entre otras agrupaciones.
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- El estatus puede ser asignado o adquirido: en el caso del primero el sujeto no lo escoge (familia, sexo, raza, edad, etc.); en el caso del segundo el individuo obtiene el estatus gracias al esfuerzo y capacidad, pero también puede perder el estatus alcanzado, en cuyo caso pasará a otro estatus social.
El estatus viene acompañado de unos derechos e implica la actitud que podría esperar del entono social respecto a su posición. La movilidad social permite que un individuo pase de un estatus a otro.
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- La interacción por razón del rol: es la interacción funcional bilateral dada entre individuos que desempeñan sus roles sociales simultáneamente y en un sentido de complementariedad.
Los roles, como amigo-amigo, cliente-vendedor, empleado-jefe, madre-hija, etc., se oponen e interactúan.
El rol de una persona es la suma de las actitudes (y comportamiento) que se esperan de ésta en función del estatus que ocupa. El rol conlleva una serie de compromisos exigidos por los grupos a los que pertenece.
En tal sentido, un individuo puede ejercer tantos roles como sus ámbitos de actuación se lo exijan. Por ejemplo, el rol que implica una profesión, ser miembro de una asociación deportiva y padre de familia.
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- La interacción en función del proceso: la mediación en virtud del proceso constituye un nivel de abstracción distinto de la relación por razón de estatus o del rol social.
El proceso social supera a la interacción entre dos estatus o roles. Dos individuos que cooperan o se combaten llevan adelante un proceso social que es algo más que su relación de rol.
Más específicamente, el proceso supera al rol; el proceso de competición o de obstrucción va más allá, por ejemplo, del rol del agente de negocios, que se empeña en el mismo.
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- El proceso como concepto deberá ser entendido acá como la consecución de una serie repetida de operaciones que, en la práctica sociológica, no engendran un producto como si lo haría en la mecánica (en el ámbito de la Física).
En Sociología los procesos sociales esenciales son la cooperación, la acomodación, la asimilación, el conflicto, la obstrucción y la competición.
Nuevamente vemos que la interacción social muchas veces está condicionada. Lo peculiar es que ella misma genera estructuras que posteriormente la condicionan. Es por eso que se dice que es un constructo social. Depende una continua interacción, de la creación de referentes constantes, solo de esa manera se crea el tejido social que da pie al intercambio entre los individuos.
Hacia una tipología de las interacciones en virtud de los procesos sociales
Existen una serie de formas constantes de comportamiento en los diversos tipos probables de asociación humana.
Es así como las interacciones entre patrono y empleado, de madre e hijo, por ejemplo, pueden ser conjuntivas o disyuntivas. La realidad social describe relaciones armoniosas o antagónicas.
Es decir, el proceso social no puede ser analizado como una situación rígida que detenta un individuo con respecto a otro, tampoco como los patrones de comportamiento que conforman el rol, sino más bien como las formas en que funcionan mutuamente estos roles e individuos.
Ya hemos dicho anteriormente que los procesos sociales más importantes son la cooperación, la acomodación, la asimilación, el conflicto, la obstrucción y la competición. Estas manifestaciones del comportamiento son interacciones normalizadas en toda sociedad, aunque varían en intensidad en cada una.
Se habla entonces de procesos funcionales de interacción de un grupo con otro y de un sujeto con otro que se pueden apreciar en cualquier tipo de agrupación en que estén relacionados. Es claro que los procesos sociales aquí enunciados son esenciales para la conservación de la sociedad, en tanto existen de forma regularizada y aceptada.
Las interacciones sociales básicas universales o procesos sociales, como se ha dicho, no comportan la misma intensidad en todas las sociedades. Se observa, por ejemplo, que entre los estadounidenses la competición es de suma importancia, mientras que en otros pueblos no occidentales ésta no es tan relevante.
Clasificación de los procesos sociales
Los procesos sociales pueden ser clasificados en dos grandes categorías opuestas: procesos conjuntivos y disyuntivos. Cada una de estas categorías tiene sus peculiaridades. Al respecto, indicamos información para nuestros lectores:
●Los procesos conjuntivos:
Con este nombre se conocen las normas de las relaciones por las que los sujetos coinciden y se cohesionan. Aunque varía entre individuos y grupos, estos procesos son la expresión de los valores sociales de justicia y amor (altruismo, por ejemplo), por lo que estas relaciones se consideran positivas.
Los procesos conjuntivos son tres: la cooperación, la acomodación y la asimilación.
- La cooperación:
Es un tipo de proceso social en el cual dos o más sujetos o grupos trabajan en conjunto para conseguir un objetivo común.
En este sentido, la cooperación es determinante para la conservación y existencia de los grupos y las sociedades.
Aunque implica una acción recíproca, en la práctica el esfuerzo de cada uno de sus participantes no es igual.
La sustancia de este tipo de interacción social es el proceso que implica un esfuerzo en común, más o menos al mismo tiempo, con el fin de lograr un objetivo.
Son variados los factores que generan el proceso de cooperación. Un primer factor puede ser el simple interés por un beneficio personal; un segundo factor podría ser la lealtad a los grupos y a sus ideales; un tercer factor es el temor a una agresión por parte de otro grupo; y un cuarto factor la necesidad esencial de dependencia mutua.
Desde luego, estos factores varían a lo largo del proceso de cooperación en diversos niveles. La cooperación es la solidaridad social puesta en práctica.
- La acomodación:
Recibe este nombre el proceso social descrito como la adaptación acomodaticia, en un grado mínimo, que permite a los individuos seguir sus actividades, aunque no compartan totalmente los fines del grupo.
Este tipo de relación social facilita que, en sociedades complejas, los individuos cooperen en un grupo y se acomoden en otro.
La acomodación es un tipo de proceso social en el cual dos o más personas o grupos se conducen en conjunto con el fin de frenar, reducir o eliminar los conflictos.
La acomodación es, en este sentido, el proceso que se produce luego de la superación de un conflicto; los sujetos comprenden la necesidad de adaptarse unos a otros.
El grado básico de acomodación es la tolerancia. El segundo nivel es la componenda, que consiste en la concesión que cada una de las partes hace a la otra.
La acomodación es típica en los procesos de arbitraje y conciliación entre partes. Incluso, se da por vía de la fuerza, en caso de un conflicto bélico, donde el vencedor y el vencido acuerdan un nuevo orden o la vuelta al anterior. Además, la acomodación se produce por la aplicación de la ley y como resultado de las amenazas.
- La asimilación:
Se trata de un proceso social por el cual dos o más individuos o grupos admiten y ejercen los modelos de comportamiento de la parte ajena.
Lo importante acá es el proceso, aunque el nivel de asimilación no deja de ser indicativo de su integración sociocultural.
Pudiera pensarse que solo una de las partes acepta y asimila los modelos de la otra; pero, el concepto también implica algún grado de asimilación mutua, solo que la parte dominante logra transmitir con mayor fuerza sus modelos.
Distinto a socialización, que es un proceso de aprendizaje de las pautas de comportamiento culturales indispensables para desenvolverse como elemento de la sociedad, la asimilación es un proceso acotado.
Hay que tener en cuenta que esta asimilación es propia de las poblaciones constituidas por diversos grupos étnicos, en las cuales se aglutinan diferentes características culturales provenientes de otras regiones del mundo.
La asimilación implica confrontación y síntesis. Los miembros de distintas regiones culturales se adaptan, ajustan y finalmente asimilan los rasgos que les eran ajenos. Tal es el caso de los denominados moros y españoles, cuya amalgama se puede apreciar al sur de España.
El aprovechamiento sociocultural de lo distinto pasa necesariamente por muchos factores.
Estamos ante un proceso que suele producirse lentamente en los lugares donde existen parcelas de clases, casta, rechazo o incapacidad para compartir lo que se considera culturalmente valioso.
La lengua, la religión, la educación, la riqueza, etc., y sus dimensiones y manifestaciones variables son a veces obstáculos para que fluya el proceso de asimilación.
Con esto hemos hecho un repaso de los procesos conjuntivos. Insistimos es que son los más positivos: causan cohesión y estimulan la continuidad de las relaciones sociales. Además, son los más beneficiosos para una colectividad.
●Los procesos disyuntivos
Son los procesos que distancian a los individuos, haciéndolos menos solidarios. En consecuencia, estos procesos manifiestan siempre los antivalores sociales de injusticia y de odio.
Se consideran negativos en la medida en que representan la injusticia y la hostilidad inherente a los individuos. Además, muchas veces tienden a separar la sociedad. No obstante, se trata de formas de socialización bastante comunes.
Se han distinguido tres procesos disyuntivos negativos o disociativos. Los indicamos a continuación:
- El conflicto.
- La obstrucción.
- La competición.
Con esta triada se describen los comportamientos de los individuos que se empeñan en tratar de obstaculizar e impedir que los otros logren alcanzar un objetivo deseable. Las interacciones están marcadas por la pugna.
Insistimos en que estas tres maneras de interacción negativa son comunes. Más aún en sociedades muy competitivas. La religión y ciertas formas de filosofía han propuesto eliminar estos esquemas de interacción, pero no ha sido posible. En dado, los describimos para nuestros lectores:
- El conflicto:
Este es el nombre que se otorga a la interacción por la cual dos o más individuos pretenden descartarse recíprocamente, a través de la aniquilación o la reducción de la actuación del otro.
La manifestación típica de este tipo de interacción es la guerra, en la cual amplios contingentes de soldados se enfrentan en combate armado con el fin de aniquilarse unos a otros.
Un dato importante es que el conflicto armado no tiene por fin la aniquilación por la aniquilación misma, concurre siempre un interés que va más allá.
El conflicto, tal y como lo entiende la Sociología, no es unilateral como se dijo. Es un proceso social y como tal una relación humana recíproca. Existen dos partes que interactúan. Son dos partes que antagonizan, aunque una de ellas haya iniciado la diatriba.
Los conflictos son antecedidos por una serie de conductas y reacciones de inconformidad. Su origen proviene de la competencia, la oposición y el rechazo y, a menos que ocurra una destrucción de las partes involucradas, le sigue un proceso de acomodación.
La lucha grecorromana, por ejemplo, es un conflicto porque se trata de reducir al adversario y puntear más con llaves y posiciones de dominación.
Sin embargo, posee además el otro aspecto de competición deportiva, en la que los luchadores rivalizan por el prestigio en su disciplina y la respectiva medalla.
En nuestras sociedades, muchas veces hay conflictos organizados. Ya hemos dicho el caso de las competiciones deportivas. Estos conflictos demuestran la necesidad humana de hacer catarsis.
- La obstrucción:
Acá tenemos un proceso social en el cual cada uno de los individuos o grupos contrarios tratan de impedir que otro logre un objetivo, sea que la persona desee obtenerlo o no.
Se puede ver como una forma sutil y hasta cortés del conflicto, ya que involucra rivalidad, pero sin agredir directamente y de frente al sujeto. El individuo afectado no siempre se halla en condición de igualdad.
La obstrucción se puede producir en combinación con el proceso de cooperación y dentro del mismo.
Entre los ejemplos más vistos se mencionan: en los parlamentos es común que haya formas de cooperación por el bien público y, al mismo tiempo, obstrucción.
Otro caso lo notamos en las empresas, ya que en estos ámbitos pueden darse procesos de obstrucción de parte de ciertos empleados para evitar que otros asciendan a su mismo puesto.
¿Cómo se hace o manifiesta la obstrucción? Para ser honestos, las tácticas son diversas: propiciar difamaciones, obstaculizar las propuestas de los individuos, hacer correr campañas de rumores, etc. Los agentes que obstruyen acuden normalmente a estereotipos negativos de una persona o categoría social.
Por extraño que parezca, la obstrucción carece de relevancia para la Sociología si se confina a solo dos actores. Para esta disciplina, solo adquieren importancia los procesos obstructivos que revisten una amplia organización entre sectores de la población.
Como ejemplo de lo antes dicho, tenemos las pugnas entre los grupos religiosos y raciales. Además, también ocurre que la obstrucción como proceso permanente se ha mal denominado “lucha de clases”.
Las llamadas mayorías obstruyen a las minorías de una sociedad, pero tampoco aspiran a lograr el objetivo que bloquean. En realidad, todo sucede por mera rivalidad o por conservar un estatus.
- La competición:
Tenemos acá otro proceso social en el cual dos o más sujetos ponen su empeño en alcanzar un mismo objetivo. Como se ha visto, en los procesos de conflicto y oposición importa especialmente la parte contraria.
En cambio, sucede que cuando dos individuos compiten su atención está puesta en el objetivo que quieren alcanzar y solo de manera secundaria en el otro. Todos los individuos y los grupos compiten por un objeto (el reconocimiento, un cargo, una venta, etc.) y la competición es aún más pronunciada si el objeto es escaso o de mucho valor.
La competición se desarrolla en paz y está sujeta a una serie de normas más formales que los otros procesos disyuntivos. Las reglas con las que se juega son conscientes e implícitas, sin trampas y con altas apuestas.
Desde lo social, ocurre que la competición es considerada como un proceso beneficioso, aunque podría socavar la vida de los agentes más débiles. El caso, por ejemplo, de un empresario pequeño cuyo esfuerzo de permanencia en el mercado es inútil frente a la competencia de una gran empresa de su mismo rubro.
Resulta importante indicar que, en las sociedades actuales occidentales, como la estadounidense, la extensión y el nivel de la competición es enorme por el dinamismo de sus estructuras sociales, en las que se cuentan numerosas oportunidades en todos los ámbitos.
A ello se le suma el reconocimiento al talento y el trabajo. Hay que tener en cuenta que los sistemas capitalistas sacan la competencia del ámbito político y bélico, trasladándola a lo productivo y económico. Ese es un rasgo de muchas de las sociedades actuales, sobre todo las del primer mundo.
Las sociedades así descritas pueden llegar a valorar el proceso de competición tanto como el proceso de cooperación. En general, los individuos compiten en las sociedades occidentales en función de las instancias que involucran juicios de estatus social.
Estos tres procesos son los que muestran la rivalidad social. Hay que tener en cuenta que no todas las sociedades son armoniosas. Intrínsecamente, todo grupo tiene un grado de conflicto. El manejo de esos conflictos es lo que muchas veces le da un cariz a un grupo social.
Por ejemplo, hay sociedades donde las rencillas se solucionan por la fuerza. Es el caso de muchos pueblos acostumbrados a gobierno autoritarios. Igualmente, hay otras comunidades que prefieren el diálogo antes que la violencia.
Un buen ejemplo de lo anterior lo encontramos en la antigua Grecia. Los Atenienses eran una sociedad con un tipo de interacción muy distinta a la de los espartanos. En los primeros el diálogo y meditación eran relevantes. En los segundos, la fuerza física y el choque eran la manera de solucionar discordias.
Entre vinculaciones y conflictos
Las interacciones sociales o procesos sociales antes descritos no pueden entenderse en su complejidad si se miran como estancos aislados. Los procesos sociales no se manifiestan de manera pura, al menos por una larga temporada.
El proceso de conflicto implica elementos del proceso de competición, debido a que los adversarios dedican sus fuerzas generalmente al logro de algo más que destruir al contrincante.
Los procesos de conflicto y de competición de largo aliento involucran regularmente un proceso de obstrucción. En cuanto a los procesos conjuntivos de cooperación, acomodación y asimilación se produce un encadenamiento análogo al caso de los procesos disyuntivos.
El contenido particular del rol social se debe separar de los procesos genéricos de la interacción social. Por ejemplo, un estudiante puede ejercer su rol formativo en forma de un proceso de competición o puede seguir un proceso de acomodación, pero no abandona el ejercicio de las pautas propias del rol de estudiante.
El ámbito de acción de los procesos sociales se manifiesta complejo por el hecho de que los individuos y los grupos involucrados en ellos pueden formar parte al mismo tiempo en dos procesos supuestamente discordantes.
Por ejemplo, dos partidos políticos pueden acometer un proceso obstructivo entre ellos sobre una ley contra el aborto, pero a la vez pueden estar de acuerdo en una política de exportación de alimentos.
La importancia de la noción cultural
La cultura es un componente importante que interviene en los procesos de interacción de cualquier sociedad. Los valores sociales determinan, por ejemplo, que el proceso de competición sea de mayor importancia que el de la cooperación.
Además, ejerce una influencia capital en las oportunidades que se le dan a las minorías raciales o étnicas y a la clase social que se considera inferior.
La cultura es un agente que modifica las normas y límites de los diversos procesos sociales, como también el análisis de los objetos sobre los que se produce la interacción.
Un hombre del campo que no conoce la metrópoli puede comprender la competición y el conflicto entre los derechos de tierra y cultivo de la misma, pero no tiene por qué entender los conflictos por la energía de residuos fósiles en algún país del medio oriente. El meollo del problema radica en los valores culturales.
Las interacciones sociales se manifiestan ciertamente en forma de pautas evidentes y potenciales de comportamiento, pero al estudiar estas expresiones exteriores de conducta no dejan de analizarse las ideas, los juicios y las tendencias vinculadas con ellas.
Por ejemplo, sucede que la competición es tanto una pauta de comportamiento como un “estado de espíritu” extendido en las sociedades donde se manifiesta.