El especialista de la mente humana de origen estadounidense Howard Gardner sacó a la luz pública, en el siglo XX, un cuerpo especulativo denominado Teoría de las Inteligencias Múltiples, definiendo ocho tipos.
La Inteligencia Naturalista es una de esas inteligencias que revela el carácter multifacultativo de los seres humanos para resolver problemas determinados y desenvolverse en un contexto definido.
Fue en 1983 cuando Gardner da a conocer las inteligencias humanas (definidas en conjunto y en particular en este sitio) y en 1995 agrega la Inteligencia Naturalista.
Con esta teoría se deja atrás el concepto restringido de inteligencia, que la entendía como una facultad única para estructurar nociones y solucionar problemas.
La definición antes enunciada en realidad solo describe una de las potencialidades y facultades humanas; es correcta pero incompleta, ya que las personas poseen diversas habilidades potenciales que, de acuerdo al contexto y las condiciones específicas, logra desarrollar en mayor o menor medida.
La inteligencia comprende entonces un conjunto de facultades que permiten desarrollar varios roles. La Inteligencia Naturalista se suma a las inteligencias porque para Gardner es posible distinguirla como una capacidad más del cerebro humano.
¿Qué es la Inteligencia Naturalista?
La Inteligencia Naturalista resume una facultad humana para percibir, clasificar y apropiarse de componentes del medio ambiente, fauna o flora, no solo del contexto urbano, sino también del suburbano. Además, el sujeto con inteligencia naturalista posee destrezas para observar, experimentar, reflexionar y cuestionar el ecosistema.
En otras palabras, el sujeto está consciente de su entorno natural y se ocupa de mediar para que otras personas comprendan la importancia de sentirse parte del mismo, para cuidarlo y protegerlo.
La Inteligencia Naturalista permite discernir las diversas tipologías en la fauna y la flora y sus vínculos en ambientes diversos, así como la posición del individuo dentro de la naturaleza.
Además, la Inteligencia Naturalista implica habilidades para demostrar y enseñar la importancia de proteger el medioambiente, implica una alta conciencia ambientalista, tan importante en los tiempos actuales.
En síntesis, las destrezas relacionadas con la Inteligencia Naturalista, son:
- Identificación y reconocimiento de otros ambientes y especies.
- Indagación y descubrimiento del entorno.
- Apego por la naturaleza.
- Aprendizaje autónomo.
Por lo demás, la Inteligencia Naturalista conlleva:
- Procesos afectivos relacionados con el grado de identificación con los organismos naturales.
- El desarrollo de sensibilidades especiales de tipo sensorial y adaptativa.
- Experiencias significativas frente a la naturaleza, vinculadas con valores éticos y morales.
Características de la Inteligencia Ambientalista
Revisado el concepto, quedan esbozadas las características de quienes poseen Inteligencia Ambientalista.
- Examina contextos naturales con interés y entusiasmo: el sujeto muestra una alta sensibilidad y orientación hacia el mundo natural y se siente como pez en el agua en el mismo. El individuo siente la necesidad de estar cerca o dentro del medio natural, donde se deja sorprender y experimenta fascinación.
- Presta atención, identifica, interactúa con el mundo natural y procura su cuidado: los sujetos muestran interés por los animales y plantas, mostrándose empáticos.
- Estudia los ciclos vitales de la flora y la fauna: los sujetos poseen una percepción y conciencia privilegiada del entorno y de sus cambios.
- Destaca por poder recordar los detalles de los elementos naturales en términos generales.
- Sobresale su capacidad para detectar organismos y categorizar las especies de acuerdo a sus características.
- Demuestra facultades de adaptación a distintos ambientes naturales.
- Se interesa en saber cómo son los mecanismos de la naturaleza y de la realidad perceptible.
- Aprecia los vínculos que deben existir entre los sistemas naturales y humanos, teniendo presente el impacto que producen las decisiones del individuo en el entorno. Demuestra una elevada conciencia e inquietud sobre la conservación del medioambiente.
- Suele coleccionar muestras naturales o llevar un registro de las mismas.
Es parte también de la Inteligencia Ambientalista el potencial que ofrece para reconstruir y repensar el proceso educativo, considerando que la misma involucra el fortalecimiento de las emociones, actitudes y valores en los estudiantes, con relación al entorno natural y humano.
Las habilidades de la Inteligencia Naturalista no solo son útiles en el campo específico de la naturaleza, sino también en las demás materias del pensum de estudios.
Esa capacidad de comprensión, que facilita la Inteligencia Ambientalista, promueve la identificación simbólica, que no es otra cosa que los procesos emocionales, cognitivos y de intercambio que se producen con el entorno.
Es una apropiación trascendente en tanto se traduce en transformaciones cognitivas, que favorecen la concienciación por el ambiente y, en consecuencia, una mejor actitud y comportamiento conservacionista.
Ejemplos de Inteligencia Naturalista
- En el ámbito de las profesiones: la Inteligencia Naturalista suele ser propia de profesiones de las ciencias naturales, como la biología, botánica, veterinaria, paleontología, zoología, etc.
- En el ámbito de investigadores ilustres: son numerosos los personajes que han destacado por sus aportes al conocimiento de la naturaleza, entre los más importantes se encuentran: Alexander Fleming (médico británico, descubridor de la penicilina), Charles Darwin (naturalista británico, creador de la teoría de la evolución de las especies), Antoine Lavoisier (investigador francés, quien diera luz a la química moderna), Alexander von Humboldt (geógrafo, astrónomo, humanista, naturalista y explorador prusiano), Jane Goodall (etóloga británica, quien investigó las comunidades de chimpancés salvajes y sus formas de comportamiento social).
¿Se puede entrenar la Inteligencia Naturalista?
Desde luego, el momento idóneo para estimular el desarrollo de la Inteligencia Naturalista es en las primeras etapas de formación de los niños.
En realidad, las diversas inteligencias pueden ser estimuladas al mismo tiempo, con actividades escolares diversas y dirigidas. En el caso de la Inteligencia Naturalista, se puede diseñar un plan educativo que demande la realización de actividades con entornos naturales.
- Realización de huertos escolares: es una buena actividad que favorece el amor por la naturaleza, y la aplicación de conocimientos para lograr la cosecha.
- Excursiones y paseos a sitios naturales: el encuentro con la naturaleza favorece la capacidad de observación de la diversidad y la aplicación de los conocimientos adquiridos en el aula.
- Experimentos: las prácticas de laboratorio siempre son útiles para reproducir de manera sencilla los fenómenos de la naturaleza, como la aparición del moho, el proceso de evaporación y condensación, la oxidación de los metales ferrosos, etc.
- Investigaciones: el diseño de proyectos de investigación resulta útil para captar el interés particular de cada estudiante por problemas cotidianos y científicos. Los proyectos ayudan a estructurar un pensamiento sistemático, que tiende a resolver diversos asuntos. La libertad para seleccionar el campo de investigación es fundamental para captar la atención del estudiante y aprender de la experiencia investigativa. Estos proyectos de ciencias podrían plantear un área teórica y otra práctica.
- En general, las actividades escolares propuestas deben buscar el estímulo de la capacidad de observación del entorno natural, que es multidimensional.
En el ámbito del hogar, se puede propiciar un ambiente adecuado para el desarrollo de la Inteligencia Ambientalista. ¿Cómo se logra?
- Favoreciendo la visualización de programas televisivos de corte educativo sobre la flora, fauna y el universo.
- Dedicando tiempo al reciclaje de los desechos que se generan en casa. La cultura del ahorro y del reciclaje estimula la conciencia ambiental en los niños y jóvenes.
- Estableciendo como estilo de vida la visita a museos de ciencias y jardines botánicos. Cuándo viajar a la montaña o al campo no es posible como práctica habitual, queda el recurso de los paseos por los museos de ciencias naturales y los parques.