Las fobias son conocidas por describir algún tipo de temor que hace que la persona reaccione de manera inesperada e incontrolable. Hasta ahora se han podido identificar una amplia variedad de estas fobias, algunas de ellas se consideran son más comunes debido a que hay personas diagnosticadas que proceden de distintas partes del mundo. De igual forma hay un grupo más reducido que son menos conocidos y también son pocas las personas que los padecen.
Las fobias generalmente suelen ser identificadas y nombradas teniendo en consideración el tipo de temor o estímulo que hace que estas personas reaccionen de esta manera. Por lo tanto, se pueden contar más de 200 o más tipos de fobias que hasta ahora han podido ser identificados. Existe un amplio abanico donde algunos pueden ser tachados de extraños y otros como temores más lógicos.
Una de las fobias más reconocidas es el temor a la sangre, aproximadamente al menos la mitad de la población mundial manifiesta haber experimentado síntomas relacionados con esta condición. De acuerdo a las estadísticas realizadas para estudiar este tema a mayor profundidad, aproximadamente el 10% de la población mundial siente un temor moderado a la sangre.
Sin embargo, esta fobia a se presenta en el 3% de la población, esto significa que el temor a la sangre es considerablemente más intenso en estos pacientes. Estar en contacto con la sangre u observarla significa estar experimentando una situación que generar altos niveles de ansiedad. A continuación se profundiza más acerca de este tema.
¿Qué es la hemofobia?
La hemofobia o hematofobia es un tipo de trastorno de ansiedad que también se integra al grupo de las condiciones mentales conocidas con el nombre de fobias. Este término tiene su origen en dos palabras provenientes del idioma griego, específicamente es la unión de dos vocablos el primero es “Phobos” qué significa a fobia o pánico; unido a “Hemato” que se traduce como sangre.
Se considera que es un tipo de fobia a específica, hay otros tipos de fobias que suelen ser más generalizados o engloban varios tipos de estímulos que pueden generar el mismo temor. En este caso es la fobia a la sangre y también a cualquier otro tipo de elemento que se pueda relacionar al mismo, por ejemplo las jeringuillas utilizadas para realizar pruebas analíticas en la sangre también generan este mismo temor.
Quienes parecen esta condición no sólo sienten aversión a observar sangre fresca o a través de imágenes que hacen referencia a este de elemento. Incluso a experimentan la misma ansiedad y miedo a cortarse con objetos afilados o punzantes. Esto significa que sienten temor a la sangre propia y también ajena.
¿Cuáles son las características de la hemofobia?
Es posible notar una serie de características en común en la mayoría de los pacientes diagnosticados con este tipo de fobia. Esto significa que algunas de estas pueden presentarse en la mayoría de los casos, sin embargo es importante hacer notar que esta es una condición que puede experimentarse de distintas maneras. Esto significa que los pacientes pueden tener distintos niveles de ansiedad ante un mismo estímulo.
Entre los síntomas más comunes es el de presentar ansiedad así como también una elevada activación fisiológica. Esto significa que el paciente comienza a experimentar palpitaciones, temblores, escalofríos, sudoración así como también un considerable aumento en el ritmo cardíaco. Todos estos son síntomas propios de la ansiedad que además son incontrolables.
En algunos otros casos el paciente puede sentir necesidad de escapar de dicha situación, aunque también es común sentir sorpresa o pánico, ante lo cual puede mostrar perplejidad. Puede aumentar o disminuir rápidamente la presión arterial provocando también otros cambios como la visión borrosa, perder la conciencia y desmayarse.
Los médicos usualmente describen una respuesta cardiovascular bifásica la cual es la responsable de que en la mayoría de los casos estos pacientes se desmayen. De igual forma estos mismos individuos podrían tener como respuesta inmovilidad corporal.
¿Cuáles son sus causas?
En este caso en particular descubrir e interpretar las posibles causas del desarrollo de esta condición resulta ser complejo. Varios factores pueden influir, algunos de ellos son más comunes que otros. Generalmente puede partir de una experiencia previa con connotaciones negativas en donde la participación de la sangre tuvo un papel relevante.
El caso de los accidentes donde hubieron varios lesionados con importantes secuelas físicas, tan sólo recordar las imágenes integran la memoria de aquel suceso que muestran sangre pueden generar ansiedad en el paciente. Los traumas generalmente siempre son asociados con distintos tipos de fobias, que estos siempre parten de un evento que tuvo consecuencias poco favorables.
También contribuye el aprendizaje de que la sangre es consecuencia de algún tipo de daño o ataque físico. Esto significa que los pacientes tienen predisposición a temer a que algún tipo de accidente pueda ocurrir, entonces la sangre simboliza aquello que más temen. La sangre puede ser asociada con el dolor, lesiones, cortaduras, pérdida de algún miembro o incluso la muerte.
Incluso a una vivencia ajena que describe una situación traumática en relación con la sangre puede ser el punto de origen. Si alguna persona cercana tuvo una experiencia de este tipo, los pacientes con hemofobia comenzarán a sentir temor no sólo por la sangre propia sino también ajena.
Finalmente, es importante hacer mención de aquellos casos en donde existe predisposición genética a desarrollar sensibilidad ante la ansiedad o el estrés. Esto significa que la hemofobia es considerada como un tipo de trastorno de ansiedad debido a que esto es lo que se experimenta ante un estímulo en particular, en este caso es la sangre.
¿Cuál es su tratamiento?
Hasta ahora se han propuesto la utilización de distintos tipos de tratamientos que permiten superar esta condición, a largo plazo muestran aportar cambios favorables en el comportamiento y también en la ansiedad del paciente. Por lo tanto, es posible hacer que el paciente pueda tolerar inyecciones o realizarse análisis de sangre, igualmente se mostrarán más abiertos ante la posibilidad de visitar hospitales.
Para que esto sea posible se requiere del empleo de técnicas de restructuración cognitiva, esto significa que desee realizar un cambio en la respuesta autónoma e involuntaria que el paciente muestra ante el estímulo que genera su temor. Es usual escuchar acerca de los tratamientos cognitivos conductuales, pero también se han hecho muy populares los tratamientos en donde se realiza una exposición directa gradual.
Las técnicas anteriormente mencionadas suelen combinarse con otras enfocadas en la relajación. Lo importante es realizar este tratamiento bajo la tutela de un profesional médico de la psicología, este mismo realizará una prueba psicológica que permita determinar cuál es la gravedad de la condición del paciente.
En los últimos años se ha comenzado a emplear la realidad virtual aplicada a la fobia a la sangre. Esto significa que se puede hacer la exposición directa de una manera más segura para el paciente, pero de igual forma la exposición ocurre de forma progresiva. Para ello se crean escenarios virtuales que simulan un entorno que es muy cercano a la realidad. Aquí es donde los pacientes deberán enfrentarse a la sangre, a las jeringuillas así como también a cualquier tipo de accidente.