Parece que la noción de felicidad es tan capital para los seres humanos, que no ha dejado de ser un tema de interés desde la filosofía griega.
Un concepto general de felicidad la ubica como un estado de satisfacción, más o menos perdurable, que experimenta subjetivamente la persona en tenencia del bien apetecido.
Para todos los efectos prácticos, se le puede considerar como un sentimiento muy positivo. Además, este sentimiento atañe una sensación de conformidad y bienestar duradera. En esto, se diferencia de la alegría que es una reacción ante un hecho puntual.
Algunas características de este sentimiento
¿Cómo es la felicidad? ¿Qué rasgos tiene? Estas son algunas de las interrogantes que debemos responder en este texto. En dado caso, se suele decir que la felicidad está caracterizada por cuatro elementos:
- a) Ausencia de sufrimiento
- b) Complacencia con la vida
- c) Realización personal
- d) Alegría de vivir.
La felicidad de una persona pasa por cada de estas condiciones. De hecho, pareciera que las tres condiciones deben estar presentes para poder hablar de la existencia de la felicidad.
También hay factores externos que son importantes
Ahora bien, la felicidad depende también de factores externos, de las condiciones en las que la vida humana se desarrolla y de la misma persona. Las personas felices regularmente tienen las siguientes características:
- a) Tienden a ser amistosos con los demás, son empáticos y amigables en la medida de lo posible, por lo que sus relaciones interpersonales también tienden a ser buenas.
- b) Otro rasgo universal y particular de los sujetos felices es el entusiasmo por la vida.
- c) Las personas felices se sienten queridas, por lo que su entusiasmo por la vida se ve reforzado.
- d) La familia y el amor entre cada uno de sus integrantes es una fuente de felicidad.
- e) El trabajo que posibilita el sustento de la familia y cuando falta solo los sujetos excepcionales pueden obtener la felicidad (la vida feliz es en buena medida la “buena vida”).
Otro componente no menos importante, surgido de una visión espiritual de la vida, es el que relaciona los placeres mentales y del espíritu con los sentidos, en inseparable comunión.
La noción de felicidad en el ámbito de la psicología
En los dominios de la psicología actual se usa regularmente la expresión “bienestar subjetivo” como sinónimo de felicidad.
El factor “subjetivo”, es decir, el “yo creo”, perfila la idea que cada quien tiene de su vida, en el aspecto emocional y cognitivo. El “bienestar subjetivo” o felicidad tendría tres elementos: a) virtud; b) satisfacción existencial (con la vida) y c) sentimientos positivos.
- Entendido como virtud el bienestar subjetivo o felicidad subraya las cosas buenas y anheladas. Vale indicar: “ser poseedor de una excelente calidad de vida”.
- Visto como satisfacción existencial, describe el análisis que cada quien hace de su vida, con base a sus vivencias.
- La felicidad implica la consumación de amores constructivos, que representan experiencias afectivas satisfactorias.
La felicidad como sentimiento de satisfacción es una emoción, valga reiterar, subjetiva, pues solo tiene lugar en la psique del individuo.
Este elemento caracteriza de tal forma a la felicidad que sus factores no son aplicables a todas las personas por igual; el cómo cada se evalúa es fundamental y los estudios en psicología señalan que predominan los componentes emocionales.
Desde luego, lo que cada piense y sienta varía en intensidad y tiempo. La felicidad es para la psicología un estado de la conducta. Es una característica temporal aunque podría ser duradera. En tanto “estado” se puede recuperar una vez perdida.
Con esto queda claro algo: para la psicología la felicidad es una postura. No todas las personas son felices con lo mismo. Ciertas situaciones que hacen felices a una persona no necesariamente producen felicidad en otra. Por eso se dice que la felicidad es una postura: una actitud homo de actuar ante determinadas circunstancias.
Algunos fundamentos de este sentimiento
La felicidad se fundamenta en la consecución del bien deseado. Por ello, la felicidad es un “trofeo”, es la medalla anhelada, valga la analogía.
Los seres humanos capitalizan la felicidad con expresiones de regocijo, alegría, placidez y relajamiento. Cuando la felicidad se transforma en infelicidad todos estos comportamientos se extinguen y aparecen expresiones de tristeza, desagrado, frustración, e incluso depresión, en casos extremos.
En dado caso, es importante indicar que la felicidad es algo que se boca. Todos los seres humanos buscan la felicidad. Esta puede conseguirse de varias maneras: dinero, amor, éxito, etc. No obstante, estas cosas en sí no son el objetivo. El verdadero objetivo es ser feliz y cada quien busca el sendero que prefiere para alcanzar esa felicidad.
Hacia la felicidad, la importancia de ser feliz
La búsqueda de la felicidad parece dominar la conducta humana desde tiempos remotos. El fin último de los seres humanos describe el proceso hacia la felicidad. Las personas conscientemente hacen todo lo posible para alcanzarla. No todos la consiguen, pero la vida parece transitar por los caminos subjetivos de la anhelada felicidad.
La vida no es casi siempre una pista sin obstáculos. Muchos individuos intentan de todas las formas alcanzar la felicidad, pero la realidad externa e imponderable (enfermedades, marginación social, eventos inesperados, etc.) termina acabando con sus anhelos.
La resiliencia humana permite readaptarse a las dificultades y encontrar otras vías para alcanzar al menos una parte de esa buscada felicidad. Tal vez llega sin insistir tanto, casos se han dado.
Pero la felicidad también puede verse frustrada por factores subjetivos, como la falta de motivación, la baja autoestima, el autoconcepto o autopercepción débil, la poca tenacidad, etc.
Si bien los factores externos ya apuntados pueden ser algunos de ellos inevitables, los factores internos pueden ser modificados y reconducidos. La psicología positiva tiene mucho que decir al respecto.
Las maneras en que se puede alcanzar la felicidad
Para alcanzar la felicidad, entendida como una noción dinámica que varía de persona a persona, que depende de las ambiciones personales y finalmente del yo interior de los individuos, lo más recomendable es ir paso a paso, poniéndose metas alcanzables.
La experiencia de vida sirve justamente para reprogramar las metas que no se han podido conseguir y hallar la manera más adecuada para lograrlas.
Por ejemplo, si entiende que será una persona más feliz o feliz consiguiendo un título de postgrado, las opciones son varias. En las peores circunstancias, si carece de recursos económicos suficientes, deberá pensar en la posibilidad de realizar el pregrado con las máximas calificaciones.
Así podrá optar a una beca de estudios de postgrado, en las que el promedio de calificaciones es fundamental. Pero, para ello, deberá planificarlo aún antes de comenzar el grado académico.
Cuando se habla de felicidad se piensa también en bienes ansiados. Pero acá entran todo tipo de bienes, materiales e inmateriales. Existe una amplia lista de bienes: estéticos, formativos, religiosos, afectivos, familiares, morales, sociales, políticos, etc. Y es que los individuos por diferentes causas (culturales, esencialmente) le asignan una propiedad positiva.
La cuestión subjetiva influye mucho en alegría de las personas
Lo que para el señor ‘x’ es importante para el señor ‘y’ no tiene por qué serlo, aunque participen en general de una misma cultura o identidad. Esto significa que la importancia que se le adjudica a alguna cosa o bien (que representa la felicidad) no necesariamente posee un valor por sí mismo y ese mismo bien no produce la felicidad de todas las personas.
Algunas personas tendrán como meta de felicidad amasar mucho dinero, otras querrán tener una familia saludable.
La felicidad para muchos individuos podría consistir en tener hijos, sin importar la presencia de la madre o el padre, según sea el caso; para otros la felicidad es inconcebible sin la presencia de ambos. En fin, la felicidad es tan subjetiva como las perspectivas que existen acerca del mundo.
Expresiones del sentimiento de felicidad
En suma, los individuos que manifiestan felicidad tienen ciertas maneras de expresarlo. ¿Cómo y cuáles son estas expresiones? Indacamos algunas en el listado a continuación:
- Alegan que no sufren.
- Afirman siempre que sus vidas transcurren positivamente.
- Se trata de personas qie no sienten intranquilidad.
- Son personas que no tienen carencias espirituales.
- Estos individuos se sienten complacidos por sus logros profesionales o de otro tipo.
- Algo importante es que se autodefinen como personas realizadas y no creen en que les hace falta algo.
- Son gentes que sienten alegría por estar vivos y están totalmente conscientes de lo afortunados que son.
La felicidad puede estar en las cosas más sencillas. Sin embargo, en un mundo donde se pone tanto acento al aspecto material, donde el dinero mueve todas las demás instancias de la vida, es difícil desprenderse de la idea de felicidad asociada al dinero en abundancia.
¿Hay países o pueblos que son más felices que otros?
Se conoce que los habitantes de Noruega han conquistado un alto nivel de felicidad. Y esto es debido a las políticas sociales del gobierno y a la alta calidad de vida que han alcanzado.
Pareciera entonces que para ser feliz es fundamental que las personas tengan sus necesidades básicas cubiertas y, aún más, sus derechos humanos se den por descontados, con servicios educativos A1 y servicios públicos eficientes. Entonces, quedaría tiempo para disfrutar de la vida y crear.
No obstante, la felicidad a veces es un trasunto un tanto peculiar. Por ejemplo, hay monjes budistas en el lejano oriente que se manifiestan rebosantes de felicidad. Lo curioso es que no tienen el mismo estándar de vida de los noruegos. Empero, son felices con las cosas cotidianas y con lo más sencillo.
¿La felicidad se aprende?
En tiempos recientes, esta se ha convertido en un debate interesante. Se dice que personas que son educadas para ser felices. En cambio, otra que aprenden desde su infancia a vivir sus vidas en la tristeza.
No se puede negar que influyen factores externos. Por ejemplo, el descendiente de padres pesimistas tiende a ver el mundo con una mirada oscura. Como es de suponerse, alguien que sea pesimista es muy difícil que pueda ser feliz. Una persona o pesimista encuentran todas partes razones para cultivar la tristeza.
En cambio, una persona optimista puede encontrar en el más mínimo detalle razones para cultivar la felicidad. Esta curiosa deducción resulta muy importante desde punto de vista psicológico.
En opinión de varios psicólogos, es importante entrenar a las personas para que sepan ser felices. Al hacerlo, se les está predestinado u orientando hacia este sentimiento. Sin duda, es una curiosa deducción.
Pensar que la felicidad es, en parte, una cuestión que se aprende… sin duda es algo que cambia la idea acerca de su espontaneidad. No obstante, no se puede negar que la felicidad de a veces llega de sorpresa. Tal vez, lo importante reconocer red disfrutarla.