Hay un grupo de emociones que afectan notablemente a algunas personas, sobre todo de forma negativa. A este grupo pertenecen la ira, la rabia y el enojo; todos ellos son emociones que se experimentan cotidianamente en diversas situaciones. Es normal que en algún momento se sienta enojo, es un claro indicador de que estamos reaccionando o adaptándonos a circunstancias de las cuales debemos defendernos.
En psicología se considera que estas emociones son un elemento evolutivo importante, ya que poseen un papel relevante en nuestra supervivencia. Los seres humanos dependen en gran parte de sus capacidades cognitivas para identificar y elegir soluciones.
Es decir, este tipo de emociones al ser gestionadas adecuadamente pueden proporcionarnos beneficios a largo plazo. Sin embargo, generalmente se hace mención de las consecuencias negativas cuando hay descontrol. Lamentablemente la mayoría de las personas no posee un adecuado manejo del enojo, lo cual significa que habrá conflictos y problemas.
¿Qué es el enojo?
El enojo es un tipo de emoción que se caracteriza por activarse cuando se percibe contrariedad o amenaza. Es decir, es una reacción emocional que se genera a partir de situaciones de conflictividad, en donde hay disconformidad o algún tipo de impedimento. Se caracteriza por comenzar como una leve crisis y que manifiesta irritabilidad ante acontecimientos que no son favorables. Eventualmente la intensidad de esta emoción aumenta hasta estallar en una crisis.
Es un claro indicio de los cambios cognitivos que están ocurriendo durante en este instante. Los pensamientos comienzan a alimentarse de otras emociones como la ira y la rabia, estas también se asocian con el enojo y evocaciones son confundidas entre sí. Sin embargo, lo que caracteriza al enojo principalmente son sus reacciones corporales y la conducta agresiva. En comparación su intensidad es más leve, seguida de la rabia y de la ira que es mucho más intensa.
Un factor en común es que sus síntomas comienzan a ser parte de un círculo vicioso, en donde se alimentan mutuamente; para mantener este estado emocional latente. Las personas que son sensibles a estímulos hostiles siempre van a reaccionar de esta forma automáticamente. No es posible controlarlo, pero sin embargo es posible aprender prácticas que ayuden a estar menos predispuestos.
¿Cuáles son sus características?
También cumple una función relevante al ayudarnos a darnos cuenta de que algo nos incomoda, no nos gusta o es una amenaza. Todas las emociones tienen una utilidad, la cual puede cambiar drásticamente dependiendo de nuestras capacidades para gestionar las emociones.
Algunos otros definen al enojo como una parte esencial de la personalidad de algunas personas. Estos individuos tienen una clara tendencia a siempre mostrarse enojados por distintas razones o circunstancias, es un síntoma que emerge en momentos determinados. Comprendiendo que la personalidad no puede cambiarse o modificarse, siempre habrá predisposición a enojarse.
Igualmente el enojo sirve para canalizar nuestros pensamientos de forma que podamos afrontar situaciones conflictivas. Cuando hay un correcto manejo de esta emoción es posible analizar las circunstancias para luego encontrar las soluciones más adecuadas. Lo más importante es entenderla para luego aprender a controlarla.
El enojo puede manifestarse en varios niveles de intensidad, también es un factor que se desprende de los estímulos o motivos que lo han desatado. Lo más habitual es que inicie a partir de expresiones verbales leves que expresan el enojo que se siente. Ejemplos son los insultos y las amenazas.
Eventualmente los síntomas iniciales aumentarán su peligrosidad hasta el punto de no poder manejarlos adecuadamente. La agresividad es un factor común que aparece en la última etapa del enojo, la cual es más intensa e impulsiva.
Los cambios a nivel físico y psicológico pueden crear consecuencias a largo plazo, como problemas en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca. También aumenta los niveles de adrenalina y de otras hormonas. Los riesgos solamente pueden sufrirse cuándo el enojo es muy frecuente.
¿Cuáles son las causas del enojo?
Se genera a partir de sentirnos contrariados en situaciones que nos afectan negativamente. Es por ello que predispone a que el estado de ánimo cambie drásticamente, de manera que nos mostramos poco amigables e incluso temibles. Cualquier situación que nos parezca desagradable o injusta siempre tendrá la misma respuesta de enojo.
Son distintas las causas por las cuales puede suscitarse el enojo, depende en gran parte de cada persona y de su sensibilidad. Lo más usual es observar que es una emoción que nace a partir de la interacción con factores internos. A diferencia de la ira que surge por factores externos, como los conflictos asociados a una interrelación social conflictiva.
Hay que considerar los factores externos que pueden ocasionar cambios a nivel cognitivo. Generalmente el enojo puede asociarse con situaciones como la desobediencia, los malos entendidos e impasses con otras personas por la falta de respeto por ejemplo. En el caso de los factores internos los problemas personales no resueltos o recuerdos desagradables como los traumas, todos ellos pueden contribuir.
El enojo puede ser consigo mismo, a partir de la dificultad para poder controlar impulsos propios. Un ejemplo es el perfeccionismo, que a largo plazo ocasiona importantes limitaciones a nivel personal y social. Asimismo, se asocia con la baja autoestima, aunque tampoco se puede descartar aspectos externos como el estrés.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Se podría afirmar que es una emoción que puede prevenirse, mediante la aplicación de ciertas técnicas que ayudan a tener un mejor control emocional. Sin embargo, para la mayoría de las personas se trata de una emoción que se experimenta de forma ocasional, por lo cual no se debe tomar medidas al respecto. Pero para algunos individuos se convierte en un problema de considerable gravedad, se integra a la vida diaria afectando las relaciones y vida personal.
Es destacable como el enojo afecta la salud física al provocar un desgaste continuo, que eventualmente va aumentando. El organismo reacciona de manera que produce una mayor cantidad de ciertas sustancias químicas como las hormonas. Estas mismas alteran el funcionamiento normal de algunos órganos, un ejemplo es la adrenalina y su efecto directo sobre el ritmo cardíaco.
También se debe hacer mención de que es un factor que genera mayor sensibilidad al estrés y la ansiedad. Ambos son nocivos para el sistema inmunológico, lamentablemente el cuerpo deja de protegerse a sí mismo como lo haría normalmente. Es así como comienzan a aparecer síntomas como los dolores musculares, dermatitis e incluso gastritis por ejemplo.
En cuanto a sus consecuencias a nivel social y familiar, en ambos casos las relaciones comienzan a mostrar cambios que alteran la comunicación. Cuando las personas están enojadas tienen una mayor tendencia a ocasionar daños emocionales y físicos. Es así como se inician conflictos como la venganza.
A nivel personal las personas afectadas son más propensas a padecer de depresión y de sentimientos de culpabilidad. Ambos son elementos psicológicos que van aumentando su intensidad, a largo plazo pueden ocasionar incapacidad para poder garantizar la autonomía y el rendimiento en labores cotidianas.
La respuesta inmediata puede ser la vergüenza o la culpa. Es normal que se tenga una comprensión más precisa y realista de las consecuencias, una vez que el daño ya se ha hecho. Se trata de una condición que debe ser tratada una vez que los síntomas y los episodios se hacen más habituales.
La importancia de reconocer el odio
Para lograr manejar el enojo se debe realizar un acto de reflexión y reconocerlo. Es muy normal que se cometan acciones y se tomen malas decisiones producto de la impulsividad que se asocia con esta emoción. El arrepentimiento es un factor común en quienes sufren sus consecuencias, aún más cuando las repercusiones afectan notablemente las interrelaciones sociales.
Se podría considerar que es una emoción peligrosa, debido a que condiciona a las personas a que no puedan tener control sobre sí mismas. La capacidad de raciocinio se ve reemplazada por una mentalidad influenciada por factores externos de naturaleza negativa. Esto es más relevante cuando el enojo surge a partir de discusiones.