La relación entre padres e hijos es compleja debido a múltiples aspectos, es por ello que desde sus inicios se observa una evolución que sucede por diferentes etapas. Sin dudas existe una conexión especial entre ambos progenitores la cual sirve de ejemplo a sus hijos, sirve de referente porque así comprenden cómo funcionan las relaciones de pareja; y también entenderán cómo relacionarse con otras personas.
Sin embargo, en ocasiones se enfrentan algunas dificultades durante la niñez y la adolescencia que enfrenta a los hijos con sus padres. Una de estas situaciones ha sido definida con el término de Complejo de Electra, se trata básicamente de la competencia entre madre e hija por ganar la atención y cariño del padre. A continuación profundizaremos en este tema analizando sus características, causas y como se supera.
¿Qué es el complejo de Electra?
El Complejo de Electra es un tipo de condición psicológica que se presenta en niñas en etapa infantil y que incluso se extiende hasta la adolescencia. Se caracteriza por ser parte del desarrollo psicosexual y que además expresa atracción por el progenitor. Es decir, la niña siente como si estuviese “enamorada” de su propio padre.
La primera vez que se hizo mención y descripción de esta condición fue por parte de Carl Gustav Jung. Como fiel discípulo de Sigmund Freud, el psicoanalista a partir de diversos estudios realizados por sí mismo, llegó a la conclusión que algunas niñas son más propensas a desarrollar este complejo.
Considerando que durante la etapa de la niñez es cuando comienza el proceso de formación de la personalidad. Determinadas experiencias influyen en el desarrollo del comportamiento y pensamiento, que eventualmente seguirán siendo parte de estos mismos individuos durante la etapa adulta.
El origen de este término se hace por asociación a una antigua historia perteneciente a la mitología griega. Se cuenta que el rey Micenas y su hija Electra mantuvieron una relación muy cercana. A la muerte violenta y sorpresiva de su padre lo cual considero una tragedia, ella decide de planificar la venganza con la ayuda de su hermano Orestes. Para llevar a cabo este plan deberá matar no sólo a su madre, sino también al amante de ésta.
El complejo de Electra al igual que el complejo de Edipo, ambos son parte de la teoría del desarrollo psicosexual. Ambos presentan similitudes en cuanto a los síntomas y a la sensación de atracción afectiva y sexual con respecto a los progenitores. Sin embargo, en el caso del complejo de Elektra esté solamente describe el fenómeno que ocurre en la población femenina durante la niñez y adolescencia.
¿Cuáles son sus características?
En un principio se observa que existen similitudes entre el complejo de Electra y el complejo de Edipo. Es cierto que en ambos casos surge una atracción fuerte entre el niño o la niña con respecto a uno de sus progenitores, sin embargo también hay unas diferencias. Por otra parte, de igual forma surge la rivalidad con el progenitor a quien se considera compite por el cariño y la atención que buscan.
Una de las diferencias descritas por Carl Jung radica en el vínculo emocional. Es decir, en este caso se observa que la unión entre madre e hija es mucho más compleja, estrecha y disimulada; lo cual promueve cierta compensación en dicha relación. En el caso de padre e hijo la complejidad es mayor, lo cual repercute en el agravamiento de la rivalidad.
A continuación se describen otras características propias del complejo de Electra. Sin embargo, se debe considerar que cada niña desarrollará comportamientos y pensamientos distintos en cada caso. Son los siguientes:
- Al principio las niñas sienten el mismo grado de atracción por ambos progenitores. Eventualmente se centra en el padre como parte de un mecanismo de autoprotección y preservación de la especie.
- Es posible que la niña haya llegado a la conclusión de que ha sido castrada. En algunos casos los niños se sienten temor de sufrir este tipo de agresión como parte de un castigo, comprendiendo que durante la etapa infantil los niños no comprenden las diferencias anatómicas entre ambos géneros.
- Mostrarán una conducta que exhibirá un comportamiento muy cariñoso, se expresaban halagos y se realizarán constantemente distintos tipos de atenciones. La finalidad es la de contar con la atención del padre el mayor tiempo posible.
- Se evidencia la incomodidad y el rechazo por pasar tiempo compartido con la madre. Ya en esta etapa las niñas consideran que se encuentran en desventaja con sus progenitoras, se conviertan entonces en una figura de rivalidad que compite por el cariño y la atención del padre.
De igual forma es importante destacar que éste es un complejo que evoluciona paulatinamente a partir de una serie de fases. A continuación se describe brevemente cada una de ellas, son las siguientes:
- En la primera fase se crea la atracción dirigida a la madre. La combinación del vínculo emocional entre madre e hija es más intensa, en comparación con el de un padre con un hijo. Aproximadamente esto ocurre a partir de los 3 años de edad, este apego inicial influirá en el desarrollo de la personalidad.
- En la segunda fase comienza el desarrollo de la predilección con respecto al padre. Aproximadamente esto ocurre desde los 4 años de edad, la preferencia por la madre ahora se enfoca en el otro progenitor por medio de una conducta similar al del enamoramiento.
- En la última fase ocurre finalmente el reconocimiento de las características corporales que se asocian con la sexualidad. Las niñas de esta edad descubren que no poseen el mismo órgano genital que poseen los niños, en consecuencia se crea un conflicto en el que se expresa el deseo de obtener uno.
Los psicoanalistas observan que el acercamiento a la madre durante este proceso estará enmarcado por la distancia y la rivalidad. También es la primera vez que se experimentan emociones tales como los celos y la ira, se acompaña de conductas posesivas con cierta hostilidad. Las niñas trataban de captar la atención del padre así como también preferir su compañía constantemente.
Ejemplos prácticos
Existen muchas señales que pueden ser identificadas por medio del comportamiento. Las niñas exhibirán actitudes tales como dedicar atenciones personalizadas así como cumplidos. Para ellas es importante mantener un contacto cercano con la figura paterna, se sentirán orgullosas cuando logren su cometido y tratarán siempre de contar con su compañía.
También reaccionarán de una forma negativa ante la ausencia o el posible rechazo por parte del padre. Es decir, la niña llorará o realizará una rabieta por el desconsuelo de la marcha del padre, cuando este acuda a su puesto de trabajo por ejemplo. La distancia se asocia con la vivencia de un período de soledad y negatividad, la constante necesidad de la compañía del progenitor se asocia con seguridad y felicidad.
Es habitual que las niñas hagan mención de comentarios tales como “me voy a casar con mi papá” o “mi papá es mi héroe”. De igual forma reaccionarán negativamente cuando el padre muestre actitudes cariñosas con otras personas, ello se debe a que se sentirán desplazadas o excluidas de estos momentos. Así es como se comienza a desarrollar un comportamiento basado en los celos y la rebeldía aparentemente inexplicable.
¿Cómo se identifica?
Para identificar o realizar el diagnóstico formal de esta condición se debe de tomar en cuenta una serie de factores. El primero de ellos es que a menudo se desarrollará durante el período que abarca los 3 años hasta los 7 años de edad. En caso de no ser atendido oportunamente es posible que los mismos síntomas se sigan presentando durante la pubertad y adolescencia.
La forma más precisa para darse cuenta de que se ha desarrollado este complejo es por medio de la conducta. Esta deriva en la demostración de atenciones permanentes y obsesivas, existe un estado mental de fascinación e interés asociado con el padre. Esto significa que se observa en la figura paterna a un ídolo, héroe o amigo; por ello se magnificar sus virtudes idealizándolo por completo.
Las niñas siempre competirán por el amor y la atención de su papá. La competición con la madre se hará cada día más evidente, las expresiones de afecto por el padre contrasta notablemente con el enfado y se los que se siente con respecto a la madre. También se escucharán expresiones tales como “querer casarse con su papá” o “mi papá me quiere más que mi mamá”. Manifestarán que sienten mayor protección y apoyo por parte del progenitor.
¿Cuáles son sus causas?
La mayoría de los psicólogos coinciden en afirmar que esta es una etapa de la infancia común en todas las niñas. Es decir, la fijación afectiva por el padre a la cual se le encuentra similitudes con el enamoramiento que suele ser pasajero. Sin embargo, el problema surge cuando crea conflictos en una situación de rivalidad con respecto a la madre.
A algunos estudios han concluido que existe un breve período de neutralidad, aquí es donde se crean vínculos afectivos con ambos progenitores pero eventualmente uno de ellos es reforzado. Dependiendo de cómo sea la relación entre los hijos con sus padres tendrá una importante influencia en el desarrollo de un complejo de este tipo.
También es importante considerar que algunos convencionalismos tradicionales obligan a que los miembros de una familia cumplan determinados robles. Por ello, las niñas de esta edad idealizan o crean una fantasía donde ellas son las princesas, su madre la reina y el padre el rey que se encargará de protegerlas. Esto se traduce en un eventual proceso permanente de búsqueda de seguridad, una sensación que solo pueden sentir en compañía del padre.
Igualmente es durante esta etapa cuando comienzan a comprender cómo son las relaciones de pareja e incluso su propia sexualidad. Al notar detalles tan simples como observar a mamá y papá besarse en la boca, las niñas asumen que ellas también deben de participar en estos tipos de rituales cotidianos.
En el caso de los padres solteros es habitual que compartan una mayor cantidad de tiempo con sus hijas, esta es la causa por la cual se comienzan a practicar determinados tipos de rituales que formarán parte de la cotidianidad dentro del hogar. Con la llegada de una nueva figura femenina ocupando el rol de una madre, significa que se encuentra en peligro la estabilidad que se había logrado crear hasta ese momento. Entonces estarán en posición de competir por el amor de su papá.
¿Cómo se supera y cuáles son los tratamientos más recomendados?
Debido a que esta es una condición aún no reconocida como un trastorno oficialmente, tampoco existe un medio para diagnosticarlo o una serie de tratamientos específicos. Hasta ahora sigue siendo parte de las hipótesis o teorías debido a que gran parte de la comunidad en psicología no lo respaldan. Sin embargo, si se reconocen a un grupo de consecuencias y síntomas específicos que están asociados.
Una vez que se han identificado los primeros indicios de este complejo se debe tomar medidas para ayudar a superar esta etapa. Para ello, dentro del hogar se implementa una serie de instrucciones que evitan ridiculizar o magnificar los comportamientos exhibidos por la niña. Tampoco se debe animar que continúe el juego de rivalidad entre madre e hija, en cuanto al padre le corresponde propiciar que haya un acercamiento y mejoría en la relación.
Lo más usual es observar que el comportamiento asociado con el complejo de Electra desaparezca eventualmente, sin embargo existen casos en donde se prolongará y aumentar la fijación extendiéndose más allá de la adolescencia. Aquí es necesario buscar ayuda profesional y aplicar el uso del psicoanálisis como principal recurso para solucionarlo.
La atracción emocional suele ser temporal, en algún momento durante la infancia todas las niñas desarrollan este tipo de complejo. Esto significa que puede producirse a causa de la imitación natural del comportamiento de la madre como parte del aprendizaje. La aplicación de la psicoterapia de forma oportuna evitará que en el futuro haya confusiones en los roles de las relaciones familiares y sexuales. La terapia tiene primero por finalidad ayudar a aceptar este padecimiento para luego determinar las causas para resolverlo.