octubre 6, 2024
caos

Caos

El caos comúnmente ha sido asociado con desorden y desequilibrio. Regularmente también está vinculado con lo indeterminado. En las civilizaciones antiguas la armonía o el equilibrio entre el caos y el orden era un valor en sí mismo, definido como la “suerte de orden implícito”. 

Pudiera afirmarse que la existencia del caos depende de su opuesto, el orden, y viceversa, aunque la ciencia no lo ve de esa manera. Y el juego entre ambos conceptos se convierte en el leitmotiv de la vida.

Desde las matemáticas, la física, la meteorología, pasando por la filosofía, hasta la psicología, el caos ha despertado interés, porque resume el comportamiento de los sistemas naturales. 

Acerca de la llamada teoría del caos

La teoría del caos es un paradigma que explica cómo muchos sistemas, considerados estables y previsibles no lo son en realidad. 

La ciencia busca predictibilidad, por lo que llegar a esa conclusión allanó el camino para comprender el comportamiento de los sistemas complejos. En síntesis, el paradigma establece que los sistemas se ven alterados considerablemente solo por pequeños cambios en sus condiciones iniciales.

No obstante, la noción de caos que surge de la “teoría del caos” no conlleva falta de orden, sino que la realidad y los sucesos no se acoplan a un patrón lineal

En este contexto, lo caótico respeta ciertos límites. Las posibilidades de un sistema son múltiples, pero los resultados limitados y se manifiestan de una determinada manera. Es decir, los fenómenos responden a sus “atractores”. Es una curiosa manera de entender el caos. 

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La idea de caos y lo humano

La teoría planteada anteriormente sirve para esclarecer las diversas creencias, perspectivas, actitudes, pensamientos o sentimientos de las personas frente a los mismos problemas de la vida. 

Ciertamente, existen muchas circunstancias que determinan la conducta y forma de pensar, además del modo de vivir de los individuos. 

Bajo el paradigma ya enunciado, una vida más o menos feliz y tranquila no es garantía de una salud mental sostenida, o haber sufrido traumas severos en la infancia no necesariamente determinará trastornos futuros.

Los seres humanos son diferentes por su personalidad, elementos socio-afectivos, capacidades cognitivas, culturales y disposición genética. 

El paradigma del caos puede explicar por qué existen personas que no desarrollan fortalezas o habilidades mientras otros sí, frente a los mismos estímulos. 

Orienta también por qué los problemas mentales se producen en unos y en otros no bajo las mismas condiciones ambientales adversas. Tampoco es posible hallar un 100% de eficacia en el uso de ciertas terapias y tratamientos de trastornos, si bien la mayoría de las personas sí se ve beneficiada. 

Y, por último, deja ver por qué dos hermanos, con el mismo tipo de crianza y genética similar, reaccionarán de manera distinta ante estímulos y sucesos particulares.

Secuelas de la idea del caos en las personas

Como es evidente, las personas adultas están marcadas por un comportamiento o la suma de valores y antivalores, sujetos a transformación. Las diferencias de personalidad de los individuos vienen dadas por aspectos cognitivos, intereses vocacionales o motivacionales, situación emocional, en un contexto dado. La personalidad obedece a factores muy diversos. 

La ansiedad y los trastornos subyacentes aparecen porque la persona desarrolla un gran temor a la incertidumbre. Se teme a lo desconocido y a las situaciones que no están bajo control. 

Como explicaría la teoría del caos, la incertidumbre -la preocupación- nace de la imposibilidad de determinar predicciones fiables, por las múltiples dimensiones de la realidad caótica. 

En casos más extremos, como los trastornos de personalidad obsesiva-compulsiva, el temor a sucesos imprevisibles por los pensamientos intrusivos estimula la ansiedad y provoca fuertes reacciones fisiológicas protectoras. 

¿Qué es el atractor en la teoría del caos?

El atractor en la teoría es el marcador de tendencia. La genética y la cultura de los individuos determinan ciertos comportamientos similares. Por ejemplo, el credo en un dios universal o la habilidad física de dos hermanos para correr en la categoría de velocidad. 

Sin embargo, el comportamiento y pensamiento variará en muchos otros aspectos. Aún así, los modelos comportamentales y hábitos también son atractores. Los trastornos mentales pueden experimentar recidivas porque existe una tendencia a ello.

En la complejidad del sistema humano es también posible que se produzcan nuevos enlaces y complementariedades internas que permitan reconstruir la disfuncionalidad anterior, generando remisiones completas de los síntomas

El caos y el entorno de los seres humanos

El comportamiento humano no está aislado, depende mucho de su entorno. Las personas se comportan de acuerdo al grupo al cual pertenecen o dependiendo de las personas que se encuentran en la vida azarosamente. 

Si se aprecia la vida en retrospectiva, es fácilmente detectable que el azar ha intervenido en muchos aspectos de su personalidad y vida misma. 

Su vida emocional y la familia que hoy tiene, seguramente es la consecuencia de un momento fortuito, cuando conoció a su pareja. Los detalles o las cosas menos importantes, como salir a correr a un parque, podría determinar su destino.  

La condición humana y el caos

Los seres humanos están a merced de muchas situaciones indeterminadas. Los humanos no son capaces de controlar los sucesos tan diversos en un espacio y tiempo determinado. 

Por ello, las personas deben comprender que lidiar con el azar, la indeterminación, lo aleatorio o la incertidumbre es parte de la vida.

Por otra parte, no hay nada más cambiante que la condición humana: los pensamientos, las acciones que se originan de ellos, son cambiantes. La vida está en movimiento continuo, pero las personas tienden a buscar la estabilidad y la quietud. 

Pero, en realidad, es una fuente inagotable de creatividad de la que también puede surgir otro orden. La realidad y sus imponderables se manifiestan mentalmente. 

La clave para saber aprovechar los vaivenes de la vida sin que éstos le afecten negativamente, sino que se conviertan en fuente de bienestar y creatividad, dependerá de su inteligencia emocional y capacidad cognitiva.

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La vida en equilibrio

Si se entiende que el caos es una fuente de problemas y no de posibilidades de crecimiento, puede llevar a problemas de salud, dificultades económicas e inconvenientes en las relaciones emotivas. 

Proviene del interior de la persona: pierde su centro de fuerza, su equilibrio y la autoestima. Hallar un nuevo equilibrio, a partir del caos interior, debería ser una meta.

Una persona sin equilibrio emocional, reacciona mal ante todo, incluso a las expresiones de otros y a factores exógenos que no controla. 

El desequilibrio produce reacciones corporales con leves problemas de salud, fatiga, dolores y síntomas cambiantes. 

Todo lo anterior viene acompañado de una sensación errática de la vida, la cual parece estar a merced de las circunstancias y el azar. 

Además, el sujeto experimenta una hipersensibilidad a cualquier estímulo, mostrándose nervioso y estresado, cosa que no le permite reconocer sus límites emocionales y profesionales.

Para hallar un nuevo equilibrio, a continuación, se proponen varias acciones: que pueden ser de gran utilidad:

  • Reducir la velocidad de la vida
  • Enfocarse en el tiempo presente
  • Optimizar los sentidos (a través de la relajación y el yoga)
  • Relajar los deseos de control de su vida
  • Finalmente, romper con los hábitos y patrones estrictos de conducta.

El foco de interés de su vida debería orientarse hacia su mundo interior. En esa misma medida, ganará un lugar en ese mundo.

La naturaleza humana y el caos

Es un fuente de creación, destrucción, muerte y renacimiento, al mismo tiempo. El aparente desorden, en su diversidad, encubre un patrón estable y siempre voluble. Así, el organismo humano se reorganiza continuamente y, aunque el individuo es el mismo, no deja de ser cada vez diferente. 

Considerando una visión holística de la naturaleza humana, la metáfora del caos permite comprender que lo humano es de la misma materia que el universo.

El cuerpo humano está integrado por las partículas que originaron el universo, pero de manera ordenada. Cuando el individuo muere, estas partículas vuelven al flujo del caos, propio de la tierra.

¿Es necesario el caos?

Queremos cerrar este post con esta peculiar pregunta. Sucede que el caos es una energía que ha sido valorada por muchas culturas. Se dice que es a partir de este que surge la creación, es lo antagónico al orden, la llamada manifestación del ying y el yang. 

Es lo que rompe paradigmas. Sin él, los seres humanos jamás se plantearían nuevas ideas para ordenar lo caótico. En suma, tiene un valor. Si bien pareciera que las ideas de racionalidad del mundo occidental tratan de suprimirlo, lo cierto es que un mundo sin caos no cambia, lo cual es algo contra natura.

Resta decir que la ciencia actual empieza a valorar lo caótico. Se trata de estudiarlo, por lo cual surgen ideas como las contenidas en la filosofía y su teoría referente al tema.

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