octubre 6, 2024
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Antivalores

Son actitudes o atributos propiamente humanos o que son adjudicados a objetos, que se oponen al crecimiento armonioso de la personalidad y, a fin de cuentas, de la sociedad misma.

El concepto de los antivalores

Opuestos a los valores, se entienden como conductas humanas perjudiciales para otros. Si los valores son en sí principios morales y éticos de convivencia, que permiten un desarrollo psicosocial armonioso, los antivalores van a subvertir las posibilidades reales de convivencia. 

A nivel mundial, existe la carta de declaración de los Derechos Humanos, una serie de valores universales que gozan de la aceptación internacional: justicia, solidaridad, libertad, tolerancia, igualdad, entre otros. Los valores son los principios que constituyen la identidad de un individuo. 

El comportamiento humano se fundamenta en esta serie de valores. Es decir, los mismos tienen un fin práctico en la vida diaria. Por ejemplo, ante la injusticia, el sujeto puede reaccionar propositivamente o quedarse de brazos cruzados. 

La importancia de los valores

En cualquier caso, los valores son creencias que pueden variar según la cultura. Este relativismo ha tendido ―sin embargo― a disminuir con la evolución de la humanidad, hallándose una serie de valores comunes, que permean las barreras culturales e ideológicas. 

En efecto, sucede que el amor, el respeto y la honestidad, cualidades altamente apreciadas, se oponen al odio, la discriminación e inmoralidad, respectivamente.

La vida en sociedad fracasaría si los antivalores se impusieran. Si dominara el irrespeto, la intolerancia, la deshonestidad, la deslealtad, la falta de solidaridad y empatía, el proyecto de convivencia social, expresado en los derechos humanos universales, no sería viable. Y es que los antivalores afectan negativamente todos los estamentos de la vida humana.

Características de los antivalores

El común denominador entonces de los antivalores asignados a objetos y personas es su carácter negativo (malo por definición), innecesario o indeseable.

Los antivalores son la antítesis de los valores morales y éticos. Lo que viene al caso para recordar que la ética se ocupa de la razón y la moral define el comportamiento que estructura la vida humana. En su sentido etimológico, ética y moral guardan el mismo significado: “Moral”, tiene su origen en “mos”; y “ética,” proviene de la palabra griega “ethos”, que definen hábito o costumbre.

En resumen, podemos decir que los antivalores son atributos o cualidades negativas, malas y desestabilizadoras de la vida en comunidad. A cada antivalor se le opone un valor. Los antivalores logran lo opuesto de lo que socialmente logran los valores.

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Tipos de antivalores

La clasificación de los antivalores viene dada por el ámbito donde se desarrollan, sea de tipo social, económico, político, ideológico, estético, laboral, psicológico, religioso y cultural. A saber: 

  • Por razones socioeconómicas, los sujetos pueden discriminarse los unos a los otros.
  • Por razones ideológicas y políticas, los ciudadanos son tratados de manera negativa, menoscabando sus derechos políticos.
  • Por motivos de valores estéticos o de apariencia física, se menosprecia a quienes no cumplen con el sistema de valores estéticos reconocido o impuesto por la sociedad.
  • En un ámbito laboral o corporativo, conductas negativas hacia otros por sus competencias profesionales.
  • En el plano personal o psíquico, se menosprecia a quien manifiesta alteraciones emocionales o de su estado psicológico.
  • En el campo de las creencias espirituales, intolerancia hacia otros por sus manifestaciones y sentimientos religiosos.
  • En el campo de las tradiciones culturales, trato diferenciado y negativo a quienes pertenecen a otra cultura. Se puede agrupar con el anterior tipo.

Como se aprecia, sucede que el tema de los antivalores puede ser complejo. Por ello, toca ahora mencionar ejemplos para dejarlos más en claro.

Ejemplos de antivalores

Indistintamente de donde el sujeto haga vida social― en el nivel donde se halle, sea como miembro de una familia, un grupo social, económico, laboral, etc.―, ocurre que los antivalores pueden manifestarse y poner en peligro la armonía de la vida social.

Por ejemplo, uno de los valores humanos más apreciados en estos tiempos es la libertad. Su antítesis es la esclavitud. En una sociedad donde la esclavitud es paradójicamente un medio económico, sobresalen negativamente otros antivalores como la injusticia. De manera resumida, a continuación se mencionan diez antivalores:

  • El odio es lo opuesto al amor. Se manifiesta en diversos estadios de la vida social. Regularmente es un sentimiento de animadversión hacia otro sujeto o grupo y puede tener diversos orígenes. 

Existe el odio mutuo entre personas, el unidireccional y el difuso. Este último es el que se manifiesta hacia grupos sociales por su condición homosexual, religiosa e ideología política. 

  • La injusticia va de la mano con la discriminación. La aplicación de la ley de manera desequilibrada implica uno de los actos de injusticia más comunes en las sociedades donde el estado de derecho es débil o no existe. Las situaciones injustas son aquellas contrarias al bien común. Por ejemplo, es injusto que amplios sectores de una comunidad queden sin agua potable, porque el funcionario a cargo dilapidó los recursos económicos, que eran para la construcción del acueducto.
  • Aunque de menor calado social que la injusticia, la arrogancia es considerada otro antivalor. Se entiende como la falta de humildad o el exacerbado sentimiento de superioridad y menosprecio que una persona manifiesta hacia sus similares. 
  • La irresponsabilidad es un antivalor lamentablemente muy generalizado. Las personas no sienten obligación para cumplir sus tareas previamente comprometidas. 

Conducir un vehículo y al mismo tiempo enviar mensajes de texto se considera un acto de irresponsabilidad, porque podría comprometer no solo la vida propia, sino la de los demás

  • La envidia es un antivalor muy común entre grupos de diversa índole. Es un sentimiento que se acerca al odio; de hecho, el odio puede originarse de la envidia. 

Muchas personas se disgustan por el éxito de otros, incluso de familiares y amigos. La envidia viene acompañada de la falta de altruismo y empatía.

  • La deshonestidad está vinculada con las carencias morales y éticas. Los ladrones y estafadores son deshonestos por naturaleza. Toda conducta que perjudique a un similar es considerada deshonesta. La honestidad es un valor de los más apreciados por las sociedades contemporáneas.
  • En un apartado especial aparece la desigualdad por el peso tan negativo que tiene en la sociedad actual. 

Justamente, el estatuto mundial busca subvertir la desigualdad en todos los niveles. Por ejemplo, la desigualdad de género es uno de los antivalores que aún hoy se busca eliminar.

  • Uno de los antivalores más exacerbados en el mundo actual es el egoísmo. Las personas rigen su vida en función de su “ombligo”. Es decir, manifiestan un excesivo amor por sí mismos y fundamentan las relaciones personales en función de lo que le conviene o no, sin pensar en la otra persona. La conducta egoísta es muy común en las grandes metrópolis, donde las personas tienden a cerrarse en sí mismas, muchas veces como mecanismo de autodefensa. 
  • Una de las cualidades negativas más comunes entre los jóvenes es el irrespeto. Si lo entendemos como un fenómeno social, es una manifestación de intolerancia entre los individuos. 

El “bullying” es una manifestación extrema del irrespeto entre los escolares. Aunque injustificable, el irrespeto proviene de la intolerancia y falta de empatía hacia otras personas. 

  • La esclavitud moderna existe, aunque pudiera resultar un contrasentido en un mundo globalizado y de derechos. En sí toda falta de libertad implica una condición de esclavitud. 

Todos somos iguales ante las leyes. La esclavitud es otra forma de discriminación, en la que el sujeto no tiene los mismos derechos que los demás. Por ejemplo, el jornalero mexicano que trabaja de sol a sol, sin contrato laboral y derechos sociales, está sometido a una forma de esclavitud.

Como se puede apreciar, para comprender bien qué significan los antivalores es indispensable conocer los valores. Los valores son todas aquellas actitudes y acciones positivas que han sido consideradas éticamente correctas por la sociedad, en su sentido amplio.

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La aceptación de los valores y los antivalores

De cómo se validan, reconozcan y apliquen los valores por parte de un determinado grupo social, dependerá, para bien o para mal, su devenir. Los valores morales y éticos sistematizan y regularizan las conductas humanas que tienen lugar en la sociedad. Son las antinomias de los antivalores.

Sin los valores humanos, sin su ejercicio profundo, la convivencia positiva entre personas sería imposible. Los valores permiten la coexistencia humana en un mismo entorno, aunque los individuos no piensen igual.

Existen sistemas de valores y de antivalores

Los sistemas de valores están enraizados en las diversas manifestaciones del pensamiento filosófico, ideológico y religioso. Por ejemplo, existen evidentes vinculaciones entre los diez mandamientos de la religión católica y los valores humanos, universalmente aceptados. 

Desde la Iglesia Católica se promueve la mayoría de los valores humanos en el mundo occidental, encontrando sus fieles un apoyo pedagógico aún más fuerte. En un marco de intolerancia, a ratos cada vez más acentuada por ideales políticos y religiosos, el papel de sus jerarcas es fundamental.

El peligro del auge de los antivalores

Los antivalores pueden ser manifiestamente autodestructivos. El ser humano, llevado por las drogas, puede provocar su propia muerte. Otro de los antivalores más perjudiciales es el de la desigualdad. La injusticia social, expresada en la desigualdad de derechos, lleva al quiebre de las estructuras que mantienen la convivencia social. 

En el entramado socio-económico de las grandes metrópolis post industriales el individualismo acusa un desmedido reconocimiento. La competencia profesional, la búsqueda del bienestar individual en cualquier ámbito y a cualquier costo son, paradójicamente, antivalores que encuentran una valoración positiva. 

Aunque también el individualismo y la competencia entre capitales y empresarios, ha llevado al altruismo entre los millonarios, como manera de compensación.

Los antivalores son también destructivos a una escala planetaria. La destrucción del medio ambiente es un fenómeno que viene dándose de manera paulatina, en la medida en que el humano ha requerido de más y mejores fuentes de energía para su subsistencia. 

El debate de hoy día es ético y moral ―está en juego la sobrevivencia misma del humano― respecto a la necesidad urgente de reducir la contaminación ambiental y, en consecuencia, el efecto invernadero. Son muchos los intereses económicos que se mueven aquí; pero, la irresponsabilidad hasta ahora ha ganado.

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