La Organización Mundial de la Salud, tan mencionada por los medios de comunicación durante 2020, considera que el consumo diario de alcohol por encima de setenta gramos en el hombre y cincuenta gramos en la mujer corresponde a una condición alcohólica. Para que tenga una idea, un cuarto de litro de vino contiene treinta gramos de alcohol.
El alcoholismo tiene un origen multifactorial: predisposición genética, en caso de tener antecedentes familiares con problemas de ese tipo; fisiológicos y psicológicos. Además, el hábito de ingerir bebidas alcohólicas desde muy temprana edad tiene un origen sociocultural. El alcoholismo pasa también por un ciclo de aprendizaje y habituación. Es una adicción que paulatinamente daña la actividad cerebral y puede generar fallos orgánicos importantes, hasta precipitar la muerte.
¿Es posible tratar el alcoholismo?
El alcoholismo, como toda adicción, requiere de un largo tratamiento, que atiende los factores psicológicos particulares y las condiciones contextuales que indujeron al individuo a embriagarse continuamente, y las consecuencias fisiológicas que pudo haber causado en el organismo del mismo.
El alcoholismo no se cura como sí lo hace una herida que solo debe cicatrizar o de una infección que remite con antibióticos. La condición de alcohólico se conserva por el resto de la vida, lo que se alcanza es el estado de sobriedad sostenida a lo largo de los años venideros.
Luego de la deshabituación, el sujeto no deberá consumir más alcohol por lo que le queda de vida. El trago social queda prohibido. Ni siquiera podrá tomar una copa de cerveza. En caso de que tome nuevamente será interpretado como una recaída. Las recaídas deben ser entendidas como parte del proceso de sanación, porque sirven de aprendizaje para no volver a pasar por las mismas condiciones que las provocaron.
¿Cómo curar el alcoholismo con la ayuda de amigos y familia?
La aclaratoria anterior no evita que por convención se pueda hablar de cura del alcoholismo, aunque no es científicamente cierto. La tarea de ayudar a una persona alcohólica es muy difícil. Puede llevarle a situaciones graves de estrés. Por ello, es recomendable cuidarse a la vez que ayuda a la persona alcohólica. El apoyo lo debe buscar en su entorno familiar, amigos y grupos de apoyo para las personas con familiares alcohólicos.
Las situaciones estresantes podrían llevarle a la depresión o ansiedad, por lo que la protección de la terapia profesional es una excelente alternativa. En cualquier caso, el individuo alcohólico debe aceptar su condición para que pueda iniciar un tratamiento, donde la familia puede jugar un rol importante. Pero, el peso de la decisión recae en su familiar enfermo.
Desde luego, la experiencia clínica da cuenta de lo fundamental que es el apoyo del entorno humano del paciente. Busque información sobre esos grupos de apoyo a familiares de alcohólicos y pídales ayuda. Los hábitos que producen dependencia necesitan de mucho tiempo para suprimirlos totalmente y reprogramarlos por costumbres saludables.
Desde su posición de familiar y amigo, esté atento al curso de la enfermedad de su ser querido y hágale saber que cuenta con ellos. Preste atención a su ser querido cuando estén mejorando o simplemente haciendo un esfuerzo para mejorar. El tratamiento depende de la gravedad y tiempo de consumo de alcohol de la persona.
En todos los casos, la familia y amigos son un referente que facilita el progreso del paciente. Cuando la persona alcohólica queda sola por culpa de su dependencia la recuperación se vuelve aún más difícil. Para ayudar a controlar la ingesta de alcohol de su ser querido forme parte de las acciones siguientes:
- Apoye al alcohólico evitando que se acerque a lugares y personas que lo alientan a ingerir alcohol.
- Distraiga a la persona combinándolo a realizar otras actividades, como salir de excursión.
- Elimine toda bebida alcohólica de su hogar y de los sitios amigables que su familiar o amigo frecuenta.
- Colabore con la persona enferma en la planificación de una serie de hábitos anti-alcohol.
- Sume a la tarea de ayudar a su familiar o amigo a otras personas que han superado el hábito o son abstemios.
¿Cómo curar el alcoholismo si no puedo con amigos y familia?
El alcoholismo y sus consecuencias es una de las adicciones más extendidas en el mundo, por lo que se considera un problema de salud pública. El alcoholismo requiere pasar necesariamente por un tratamiento de desintoxicación, seguido de la deshabituación. El mantenimiento de la sobriedad se logra hasta cierto punto y según cada caso en particular, apelando a la prescripción de fármacos, con indicaciones diversas: antagónicos del alcohol, antidepresivos, etc.
La terapia profesional abarca el análisis de los asuntos contextuales que estimulan el consumo excesivo de alcohol. El psicólogo es un agente clave en este proceso de sanación. En última instancia, no hay un tratamiento que funcione para todos los casos por igual. Una lista de procedimientos quedaría así:
- Tratamientos conductuales. Estas terapias, conducidas por psicoterapias, van dirigidas a modificar las conductas de ingesta de alcohol, mediante prescripciones. Los tratamientos conductuales se asemejan en algunas estrategias, a saber:
- Fortalecer la aptitud para contrarrestar el consumo.
- Implantar objetivos factibles.
- Manejo de las condiciones estimulantes de una recaída.
Las terapias son muy diversas y dependen de las características profesionales y formativas del psicoterapeuta. Sin embargo, son comunes las siguientes:
- Terapia cognitiva conductual. Se concentra en descubrir las pistas o indicios que conducen al paciente a ingerir alcohol en exceso. Además, fortalece el manejo del estrés que eventualmente lleva a la recaída.
- Terapia de estímulo motivacional. Este procedimiento terapéutico persigue crear y fortalecer los elementos motivacionales que sirven para abandonar la conducta adictiva.
- Terapia familiar y de pareja. La terapia individual es útil, pero tiende a faltarle el apoyo de la familia del paciente. La incorporación controlada de la familia en el proceso de tratamiento aumenta el rango de conservación de la abstinencia. Además, los miembros de la familia también requieren el apoyo y la orientación de un psicoterapeuta.
- Medicamentos. Existen diversos fármacos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (en inglés, FDA) para tratar la adicción al alcohol. Ninguno de estos medicamentos produce adicción. Ellos son: a) Naltrexona, b) Acamprosato y c) Disulfiram.
El primero funciona para disminuir la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas. El segundo, es un factor facilitador de la prolongación en el tiempo de la abstinencia. El tercero, es un bloqueador del metabolismo del alcohol, haciendo que este provoque náuseas o síntomas de displacer. El fármaco ayuda a la preservación de la abstinencia.
La tendencia de la farmacología dirigida a la adicción del alcohol es la de hallar medicamentos cada vez más específicos. Por otra parte, se ha comprobado que algunos fármacos destinados a otras patologías son eficientes para tratar la dependencia e ingesta de alcohol. Una lista quedaría así:
- La vareniclina, usada para la dependencia del tabaco, puede reducir el deseo de ingerir alcohol.
- La gabapentina, agente activo contra la epilepsia y el dolor, sirve también para incrementar o sostener el tiempo de abstinencia de alcohol o reducir su consumo. Juega un papel importante en el buen manejo de la excitación y el sueño.
- El topiramato, sustancia anticonvulsiva, que funciona para contener el consumo de alcohol en pacientes resistentes a otros medicamentos.
- Grupos de apoyo. La búsqueda de tratamientos integrales ha conducido a la conformación de grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos (AA), entre otros. Estas asociaciones de personas trabajan en sinergia con los tratamientos y terapias llevados por profesionales. La idea es servir de apoyo de forma anónima a los pacientes alcohólicos.
Consideraciones finales respecto al tratamiento especializado
Los profesionales en la materia le indicarán cuáles son las mejores opciones. La internación o el tratamiento ambulatorio dependen de la gravedad y estado del paciente. En casos de demencia alcohólica, encefalopatía, psicosis polineurítica, etc., la gravedad del paciente amerita la hospitalización.
La recuperación de un paciente intoxicado y habituado por el consumo de alcohol implica un esfuerzo continuo, que no está exento de recaídas. El alcoholismo es una condición crónica. Los fracasos deberían convertirse en aprendizajes para continuar en el tratamiento con más ahínco. Los fármacos son supresores de la ansiedad y el síndrome de abstinencia, útiles también cuando el paciente se ve envuelto en problemas personales, que lo empujan a recaer en la bebida.