El alcoholismo es una enfermedad y debe ser controlada. No quiere decir que el alcohólico deje de serlo: siempre será alguien susceptible a recaer en el exceso de bebidas. Lo que debe aprender es a alejarse de esa bebida que le hace daño. Para ello― para que tenga fuerza de voluntad de mantener esa distancia― es necesario que el afectado acepte que tiene un problema.
Si no se acepta el problema de alcoholismo, es muy difícil lograr algún resultado. Hay que tener en cuenta que la terapia únicamente encamina al sujeto. Es quien padece alcoholismo quien actúa en pro de no dejarse enganchar por este vicio. Pero, para eso, es totalmente necesario aceptar que se tiene un desorden.
Por eso, cuando la gente pregunta: ¿cómo ayudara un alcohólico que no lo reconoce?; sucede que la primera respuesta es “hacer que entienda que tiene un problema”. Reconocerse a sí mismo como alcohólico es un paso 100% necesario para lograr la recuperación de esa persona.
Un asunto a tomar en cuenta: el síndrome de abstinencia
Dejar el alcoholismo no es sencillo. Una de las causas de esta dificultad es el síndrome de abstinencia. Sucede que el cuerpo se acostumbra a la presencia del alcohol en la sangre y metabolismo. Por ello, cuando se deja de beber de manera abrupta el organismo se reciente.
¿Cuáles son los síntomas del síndrome de abstinencia? Pues, tenemos un estado de ansiedad. La persona se siente nerviosa, irritable, deseosa de tornar al hábito de la bebida. Esto puede apuntar a un mal sendero: el adicto retorna a la bebida, pero lo hace con más intensidad y desespero.
Algo terrible en el síndrome de abstinencia es que deriva en un sentimiento de culpa. Es decir, el adicto se siente mal por haber vuelto a ingerir alcohol. Esto dinamita su autoestima. Le incuba la idea de que es incapaz de sobreponerse al vicio. El adicto se sumerge en las arenas movedizas de la resignación. Es una situación de la cual es difícil salir.
Como corolario del síndrome de abstinencia, tenemos a una persona que cree que no tiene sentido batallar versus su adicción. Rendido, el alcohólico capitula ante la bebida. Se dedica a beber sin cautela, convencido de que nada puede hacer para dejar el hábito de consumir licor. Es una de las fases del alcoholismo más complejas de superar.
¿Por qué los alcohólicos no buscan ayuda?
Responder a esta duda implica verificar que el alcoholismo es una enfermedad compleja. No se limita a una etapa, sino a varias. En cada una de estas fases, se coligen razones distintas que hacen que la personas reniegue de aceptar colaboración.
- La fase pre-alcohólica: se considera que la persona se controla, pero requiere de la bebida para solventar situaciones sociales. Asimismo, para clamar estrés o ansiedad. La persona no considera que necesita ayuda para prevenir un posible cuadro de alcoholismo en ciernes.
- Fase inicial del alcoholismo: tenemos a una persona que bebe con regularidad. Gasta tiempo y recursos en el vicio. Lo considera un entretenimiento, algo a lo cual dedica tiempo ya que le gusta. No se da cuenta de su problema y no acepta ayuda de ningún tipo.
- Fase crítica: ya tenemos a un alcohólico activo. Descuida su trabajo, familia y dilapida su dinero en beber. Es una persona dependiente de la bebida. En este caso, no se cesa la bebida ya que se considera la dependencia. El adicto se siente mal si deja de consumir alcohol.
- Etapa crónica: ya es un adicto con años anclado a la adicción. Una persona que ha experimentado el síndrome de abstinencia. En este caso, hay resignación. No se permite ayuda ya que considera que su caso no tiene solución.
Por lo antes expuesto, sucede que para ayudar a un alcohólico es necesario saber en cuál etapa se ubica. Sucede que las causas de negación de ayuda difieren en cada caso, tal y como lo mostramos en la siguiente lista:
- Pre-alcohólico: la persona no se considera alcohólica, no considera necesita colaboración.
- Alcohólico inicial: cree que la bebida e un entretenimiento, que es exagerado creer que tiene un problema.
- Alcohólico crítico: negación a dejar la bebida, pues se considera que es necesaria. En caso de dejarla, se acepta que hay secuelas complicadas.
- Alcohólico crónico: no se acepta ayuda ya que el alcohólico cree que no tiene sentido recibirla, ya que su caso no tiene arreglo.
Como vemos, sucede que un alcohólico no reconoce su problema durante las dos primeras etapas de su enfermedad. En esa etapa es obligatorio hacer que la gente está en las compuertas de un serio problema. Igualmente, que debe aceptar su condición.
¿Cómo hacer entrar en razón a un alcohólico?
¡No es algo sencillo! Además, la situación se complica cuando el alcohólico se encuentra en un entorno que catapulta su vicio. Por ejemplo, si es asiduo visitante a situaciones sociales donde se consume alcohol. También, si está rodeado de personas que estimulan la bebida: amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc.
- Hacer ver a la persona la diferencia entre estar sobrio y estar ebrio. Infortunadamente, los alcohólicos no reconocen esta diferencia.
- El entorno debe saber que la persona está en problemas. Muchas veces, la familia también padece de negación sobre el asunto.
- No culpar al alcohólico ni recriminarlo. Hay que adoptar una actitud de ayuda y comprensión.
- El adicto debe saber las consecuencias de su alcoholismo. Si esto no sucede, el enviciado no pondrá manos a la obra para recuperarse.
- Distanciar al adicto de las situaciones de que encauzan a beber. Alejarse de los estímulos que catapultan la bebida.
- ¿Somos culpables de la adicción? En ocasiones, hay familiares que causan este problema sin darse cuenta. Una importante manera de ayudar es entender si se tiene un grado de responsabilidad en el asunto.
- Felicitar en los avances en pos de la recuperación. Es una manera de incentivar la continuidad del proceso.
Para que un alcohólico se recupere, debe asumir el reto de salir adelante. Importante es indicar que la recuperación no es instantánea. Se requiere de esfuerzo, voluntad y paciencia. Justamente la lentitud en salir adelante es un factor a considerar. Son frecuentes los altibajos. Igualmente, el alcohólico debe saber que siempre puede recaer. ¡Nunca debe bajar la guardia!
Otros consejos para ayudar a un alcohólico que no acepta su problema
En ocasiones, la reacción puede ser agresiva: quien tiene el vicio se siente agraviado si lo acusan de alcoholismo. Por eso, muchas veces se necesita hacer esta declaración con el debido tacto. Igualmente, no imputar al adicto con severidad. No decir que es culpable, sino que padece un problema que requiere colaboración.
Finalmente, nunca está de más el auxilio profesional. Cuando nada parece tener control, el alcohólico debe aceptar visitar a un psicólogo y experto en tratamientos de adicciones. Es una manera de obtener el apoyo necesario para salir adelante. Sobre todo; cuando hay causas latentes, inconscientes, que lanzan las redes del vicio sobre las personas.
Igualmente, con ayuda de un terapista se elaboran estrategias para no reincidir. Todo alcohólico es capaz de reiterar. Una vez dejada la bebida, siempre existe el riego latente de volver a los padecimientos de alcoholismo. Por eso, se necesita de mucha voluntad y consciencia de esa posibilidad.