Los psicólogos consideran que el proceso de aceptación es uno de los más importantes, pero a su vez es uno de los más difíciles de superar. Considerando que tiene un impacto muy importante en la autoestima, se convierte en un proceso fundamental para poder llevar una vida normal. De igual forma, influye en cómo nos relacionamos con los demás, se convierte en una dinámica basada en el intercambio de información.
Generalmente se observa que algunos individuos presentan mayores dificultades para lograr aceptarse a sí mismos, mientras que otros poseen más habilidades psicológicas para enfrentar este proceso. De igual forma también se debe considerar como influyen factores externos como las opiniones de terceros y los prejuicios sociales. En conjunto, de trata de una multiplicidad de elementos que interactúan con el proceso de aceptación de una persona.
En este artículo explicaremos cuáles son aquellos consejos y pasos que deben ser tomados en cuenta para lograr aceptarse a uno mismo. De igual forma explicamos cuál es su importancia y como este permitirá tener una vida más feliz y estable.
¿Qué es aceptarse a uno mismo?
La aceptación es una capacidad humana, descrita por la psicología como una cualidad indispensable para enfrentarse a la vida, no como idealmente se concibe, sino como es, sin subterfugios. Se trata de aceptar las situaciones buenas y especialmente las malas, las que resultan desagradables y lacerantes, con carácter y determinación, asumiendo lo que humanamente no se puede controlar, alterar o enfrentar.
No siempre la aceptación se logra de la noche a la mañana, por ello se entiende más como un proceso de asimilación, condescendencia y adaptación. No es un proceso de guerra. La aceptación es parte de un conglomerado de rasgos de la madurez psicológica en el adulto.
Aceptarse o aceptar la realidad particular se suma a la seguridad emocional, la capacidad de compromiso, las habilidades gregarias (donde interviene la confianza, la empatía, la tolerancia y la sinceridad, entre otras); los hábitos de apreciación realista; las destrezas en la atención y resolución de problemas; la capacidad autocrítica e introspectiva y el adecentamiento de una filosofía coherente de vida, en la que coexisten los valores y una conciencia personal.
¿Por qué es importante aceptarse a uno mismo?
Los psicólogos coinciden en afirmar que la autoestima depende en gran parte del grado de aceptación que se tiene de uno mismo. Considerando la relevancia que posee este aspecto no debe ser ignorado, por ello es importante prestar apoyo a aquellas personas que presentan dificultades durante la infancia y la adolescencia para afrontar este tema.
Es imposible definir la cualidad de la aceptación fuera de lo que implica en el conjunto de aspectos cualitativos de la vida del adulto. Cuando se habla de aceptación entran en juego la importancia de las relaciones interpersonales (el entorno social), la conciencia de época y lugar, la capacidad resolutiva de conflictos y finalmente la mirada interior, el saber conocerse, ser consciente de sí mismo y de los valores y límites propios.
La aceptación entonces conlleva, desde la perspectiva psicológica, saber adaptarse para conservar el bienestar emocional. La noción de adaptación es similar a la de acomodación y ajuste, que designa la capacidad del individuo para acoplar su comportamiento a las variables y componentes del entorno en el que se desarrolla.
En las ciencias sociales, el término “adaptación” implica el acoplamiento del individuo al medio físico o sociocultural, en cuyo caso el sujeto acepta las normas, valores, conceptos, el establishment de una particular realidad social.
En psicología, la aceptación, como cualidad de la persona adulta, involucra habilidades adaptativas a un sistema, realidad o estado de situaciones existentes, que el sujeto no puede cambiar o controlar. Desde esta perspectiva, la aceptación no es sinónimo de sumisión o resignación; por el contrario, indica fortaleza de carácter.
Sin la capacidad para aceptar las cosas tal cual son, en las circunstancias antes descritas, el individuo quedaría estancado en la autoflagelación psicológica. Por ello, gracias a la aceptación las personas avanzan y alcanzan su desarrollo personal.
La importancia de la aceptación es evidente. Los estados y circunstancias personales poco o nada favorables que son aceptados por el individuo lo transforman. Y es que la aceptación activa las habilidades de adaptación y, al mismo tiempo, posibilita los ajustes necesarios y el aprendizaje. En la teoría psicológica, ese proceso de asimilación recibe el nombre de afrontamiento y es indispensable en los escenarios por venir.
Entendida como el principio de la acción, la aceptación da lugar a continuar la vida cargados con nuevas experiencias y un mejor conocimiento de sí mismos. El individuo, a fin de cuentas, se hace más resiliente, sumando una mayor capacidad para discernir y auto-regularse emocionalmente. Las funciones y provechos de la aceptación cubren un amplio espectro. De manera resumida, se presentan a continuación:
- Se produce un acoplamiento con la realidad. La aceptación impulsa la conformación de juicios más certeros.
- Conciencia renovada (el aprendizaje). El individuo se transforma.
- Se ponen en práctica las alternativas posibles. El individuo se desbloquea.
- El recurso energético y tiempo particulares son optimizados tras la aceptación de los conflictos en su justa medida.
- Fortalece la capacidad de resiliencia para dominar las vicisitudes venideras.
- El individuo gana en autoestima; renueva o restablece la percepción de idoneidad y de autocontrol.
11 pasos para aceptarse a uno mismo y ser feliz
Considerando que cada persona es distinta a otra, estos consejos son básicos y forman una base estable de un plan más complejo adaptado a las necesidades del paciente. Esto significa que algunos de ellos podrían tener más aplicaciones o resultados en ciertos casos. Sin embargo, es importante prestar atención a ellos porque permiten identificar aspectos que quizás no habían sido tomados en cuenta. Son los siguientes:
- El primer paso para la aceptación es percatarse de los escenarios o sucesos ingratos de su vida que no puede alterar, ya sea porque están fuera de sus manos o debido a que no tiene el dominio sobre ellos. En términos metafóricos, se trata de hacer una visita a las emociones dolorosas, auscultarlas, distinguirlas, sin enjuiciarlas o pretender aniquilarlas. Este primer paso sirve para desarrollar una suerte de homeostasis emocional.
- Realice un ejercicio de aceptación de esos escenarios y sucesos, indistintamente de su naturaleza y forma, encaminando sus energías, pensamientos y conductas en la consecución de la aceptación.
- En lugar de luchar con realidades que no están bajo su control deberá integrarlas a su vida. Así, evitará perder tiempo y energías de manera innecesaria. Otra opción es enfocarse en lo que sí está a su alcance, revisando las alternativas y actuando en consecuencia. Si es inútil intentar hacer algo, quédese atento y enfóquese en lo que puede hacer para sentirse mejor.
- La aceptación de la realidad no implica la inacción y la resignación. Cabe siempre alguna acción para mejorar en un contexto dado. Lo básico es enfocarse en lo que está a su alcance y no caer en la dejadez del conformismo.
- Aumente su aguante a las emociones negativas, como la tristeza, el miedo, etc., exponiéndose a las mismas. Es un ejercicio introspectivo de reconocimiento de las emociones, una auto-observación de cómo y dónde la siente. Como ejercicio rutinario es útil. La aceptación pasa por el reconocimiento.
- Emociones como la ansiedad, en lugar de evitarlas, deben ser observadas. En psicología se reconoce que la evitación experiencial conduce más bien a la perpetuación de las emociones angustiantes y deriva en psicopatologías. Además, los psicólogos advierten que las emociones que generan displacer deben ser identificadas, sentidas, expresadas, normalizadas y aceptadas. Es el punto de partida para conquistar la satisfacción personal.
- Adaptarse antes que refunfuñar. La pregunta clave es ¿para qué sucede y le sirve? Las emociones y realidades deberán afrontarse con inteligencia. Debe asimilar el estado de cosas existentes, la queja no conduce a nada. La intolerancia al dolor emocional previene al sujeto con la negación de lo ocurrido. Trabaje en la superación de la negación.
- Otro paso necesario para la aceptación personal es la racionalización de las causas de sus conflictos y problemas, al despojarlos de factores casuísticos, paranormales, mágicos, etc. Más particularmente, creer que la suerte o el karma son los responsables de sus problemas no ayudan en nada para su aceptación. El fracaso, por ejemplo, no se debe a los ángeles o los demonios sueltos que se confabularon en su contra.
- Debe tomar conciencia. Aceptar equivale a entender. La negación es no aceptar. Apele a la comprensión de los hechos tomando en cuenta que la realidad tiene múltiples matices; las reglas morales inamovibles favorecen las percepciones extremistas y la idea constante de injusticia.
- La vida comporta un largo aprendizaje que solo termina con la muerte. Como casi todo, la aceptación no nace con el individuo, consiste en un proceso de aprendizaje lento. La paciencia es una virtud poco apreciada pero muy útil.
- La apatía es adversa a la aceptación y la incertidumbre es parte de la vida. La aceptación encuentra dificultades en los individuos que poco toleran la incertidumbre como condición natural de la vida.
A como se puede observar en estos consejos anteriormente descritos, si es posible lograr aceptarse a uno mismo. Sin embargo, es importante acotar que no siempre se logra los mismos resultados en un mismo período de tiempo. Para algunas personas es posible que se requiera una mayor dedicación y paciencia, eventualmente al llegar al período de la adultez el individuo habrá aceptado ciertos aspectos personales que anteriormente eran conflictivos.